|
|
|
|
|
|
|
Siempre en el rincón. Alcides acompañaba a grandes figuras por el mundo, pero también asistía a los novatos en cualquier pueblo y ciudad de la Argentina adonde iban sus pupilos |
|
|
|
|
|
Escribe: Juan Manuel Gorno
(de nuestra Redacción)
Los mayores golpes en la vida no son los que te dan en el cuerpo. Lo sabemos todo por naturaleza y más los boxeadores, por experiencia.
En nuestro país, miles de chicos nacen discriminados, condenados al golpe incomprensible de una sociedad que, tal como contó Eduardo Galeano, tiene “el código moral de este fin de siglo”, donde “no condena la injusticia, sino el fracaso”.
Y muchos de esos chicos entran al boxeo para obtener justicia a través de un éxito. Pero para dar un paso inicial, para sentirse incluido en algo y encontrar un camino, resulta imposible conseguirlo sin un maestro de todo.
Tocada por la suerte y el destino, Villa María tuvo un Alcides Rivera que, con la sabiduría de boxeo y de vida, supo señalar la senda de los que alguna vez quisieron ser alguien.
Justo hoy, en estos momentos de política y miedo, su paso al recuerdo eterno deja todo un mensaje de lo que significa este deporte en la sociedad.
Gobernantes, empresarios y furiosos individualistas tal vez puedan algún día pensar que casi todos los jóvenes que hacen deportes no delinquen y muchos escapan de la pobreza extrema mientras el país habla de votos, soja y violencia.
El maestro se dedicó demasiado a poner esto en evidencia. Quizás ahora se fue a demostrarlo por el universo.
Otras notas de la seccion Deportes
El peor Agosto de su vida
Argentino, campeón
Jockey no pudo con Athletic
Otra victoria del "Sanmar"
Villa María, subcampeón
|