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Hombre de café y charlas largas. Su pasión por el boxeo no tenía tiempos |
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Escribe: Carlos Irusta (*)
Tuve la oportunidad de compartir muchos momentos junto a don Alcides, especialmente en su época junto a Santos Laciar. El primer consejo que me dio, sin saberlo, fue el de su sentido de la ubicación, y también de su espíritu generoso. Eso fue cuando me enteré de que alguna vez le dijo a Gustavo Ballas: “Hasta aquí llegué, ahora necesita un técnico con más conocimientos, deberías viajar a Mendoza y entrenar con don Paco Bermúdez”.
Hombre de pocas palabras, de humor genuino y cordobés, volvió a soñar en la época de Rocky Giménez. Por ese entonces le hicimos una nota y nos tiró una frase que no sólo fue el título del reportaje, sino que repetimos siempre que hay una ocasión (y dándole el crédito a Alcides, se entiende): “La comodidad no sirve”.
Se va un gran maestro. En esta época de fatuas vanidades, de conocimientos prendidos con alfileres y de soberbias sin fundamento -y no hablo solamente del boxeo, se entiende- don Alcides desentonaba.
Era de la vieja escuela que se hace en la fragua del trabajo, de la dedicación, de la búsqueda de la perfección en tono bajo, casi silencioso.
Se va un gran maestro. Aunque en mi caso debo decir que, además, se va un amigo.
(*) Conocido periodista de medios porteños, especialista en boxeo
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