Los restos mortales del gran maestro de boxeo Alcides Rivera fueron sepultados ayer a la mañana en el cementerio La Piedad, donde se vivieron momentos de sentida emoción.
Entre familiares, amigos, boxeadores, allegados a este deporte y representantes de distintos estamentos de la ciudad, los restos de Alcides recibieron sepultura en el cementerio villamariense pero, previamente el cortejo fúnebre, que partió desde la Empresa Paviotti, hizo una escala en la iglesia Catedral, donde se realizó un responso rogando por el descanso eterno de Alcides.
Las palabras de despedida de este hombre que dio su vida por el boxeo, estuvieron a cargo del presidente de la comisión Municipal de Boxeo, Tito Pérez Scauso, y luego de las emotivas palabras, un cerrado aplauso de los concurrentes marcó el reconocimiento a quien en vida fue un ejemplo del deporte villamariense y que deja para el presente y el futuro de los deportistas muchas enseñanzas.
Alcides Rivera falleció el miércoles a la madrugada en Villa María, a los 71 años, luego de soportar una larga enfermedad.

Desde Rumania

Germán Rivera, nieto de Alcides, se sintió ayer muy dolido al mantener una comunicación con un periodista de EL DIARIO, desde Rumania, donde continúa con su carrera futbolística profesional.
“Al estar tan lejos no estaba enterado que la salud de mi abuelo se había empeorado y seguramente mi papá Ricardo no me tenía muy al tanto para que no me preocupara”, dijo.
“Pero ayer (por el miércoles) no me esperaba recibir tamaña noticia, la de su muerte. Mi abuelo fue una persona excelente, un super profesional que nunca tuvo problemas con nadie”, recordó Germán.
En otro momento de la comunicación, el joven futbolista destacó que Alcides “siempre tenía un consejo a mano y a mí en lo personal me ayudó muchísimo. Cada vez que me tocó vivir momentos difíciles en mi carrera siempre tenía las palabras justas para tranquilizarme”.
“Lo voy a recordar siempre como un abuelo excelente y como el maestro de mi vida”, finalizó.