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Tosco, figura ejemplar del sindicalismo lucifuercista |
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El 13 de julio de 1948 se conformó la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza. Exactamente un año después se firmaba el primer Convenio Colectivo de Luz y Fuerza con alcance nacional. A partir de ese momento se celebra el Día del Trabajador de la Electricidad, recordando el gesto de este grupo de visionarios y comprometidos dirigentes que sentaron las bases de la organización sindical lucifuercista, partícipes activos luego, de las luchas obreras en los años subsiguientes.
En la actualidad, el gremio lucifuercista, a nivel nacional, es el escenario del debate entre dos concepciones acerca del sindicalismo.
Por un lado, la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (Fatlyf), nucleada en la CGT, que lleva adelante el modelo clásico de los gremios argentinos desde la década del ‘40.
Por el otro, la Fetera (Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina), incipiente organización adherida a la CTA, con una posición crítica hacia el modelo sindical dominante.
Si bien a nivel local el gremio lucifuercista no es de los más numerosos, ha tenido a lo largo de su historia un activo papel en la vida sindical y económica, toda vez que ha conformado conducciones de centrales obreras, ha aportado dirigentes de nivel hacia la esfera nacional, como es el caso del malogrado Aldo Serrano, y ha creado instituciones de servicios, como Gecor.
Por otra parte, la proximidad con la ciudad de Córdoba, ha influido de diversas formas en la historia de este gremio: allí tiene su sede central la EPEC, que concentra la mayor cantidad de afiliados; allí desplegó su militancia Agustín Tosco, un emblemático líder que trascendió los límites de Luz y Fuerza, y aún del activismo sindical. Finalmente, allí se radica ahora la conducción del Sindicato Regional de Luz y Fuerza de Villa María, cuya partida de nuestra ciudad derivó en una prolongada crisis política interna. En ese marco, el más acérrimo opositor a la conducción actual, Alejandro Roganti, sufrió un atentado contra su vida, en el cual se sospecha que los autores intelectuales estarían dentro de la misma entidad sindical.
Al igual que con el asesinato de Regino Maders, en la década del ‘90, la actividad energética volvió a teñirse de violencia.
Alejandro Roganti acusa al titular de su gremio, Eduardo Brandolín, de "enriquecimiento personal desmedido" y de "realizar una licitación del transporte de gas que poseía Gecor S.A. en beneficio del Grupo AGD-Bunge, mediante el cual el gremio dejaba de percibir 48 millones de pesos en beneficio del grupo comprador", entre otros puntos.
Así las cosas, en la capital provincial, la opositora Lista Blanca del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, adhirió recientemente a la Fetera.
Dicha lista afirmó al respecto que el sindicato cordobés "tuvo un quiebre de identidad gremial a partir de la decisión, tomada hace un año atrás de la conducción actual del sindicato de volver a la Fatlyf". Tomás Di Toffino, de la Blanca, explicó que "los sindicatos de Villa María y Río Cuarto siempre estuvieron con la Fatlyf y participaron del sindicalismo empresario en la época de las privatizaciones. Nuestro gremio fue echado hace más de treinta años por la Fatlyf, cuando el compañero Tosco planteó diferencias sustanciales, como la lucha contra la dictadura de Onganía, que nos llevó a participar del Cordobazo".
"En la rama eléctrica más de 30 mil compañeros perdieron su trabajo en los años del menemismo; y no puede haber forma de volver a esa federación, que no hacía nada mientras la dictadura secuestraba a compañeros y en la época de Menem participó de todos los negocios que hizo el neoliberalismo en la Argentina".
El modelo
argentino
Entre las principales críticas al modelo que se sostiene desde la Fatlyf (Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza) se cuentan la defensa que ésta hace de la central única de trabajadores.
Al respecto, en un reciente congreso de la Fatlyf, se recordó una frase de Juan Perón, quien afirmó en 1973: "Si los trabajadores se dividen pierden todo su poder. Yo he visitado numerosos países del mundo donde hay dos o tres centrales obreras y es como si no hubiera ninguna".
"Tan malo no debe ser nuestro modelo sindical porque la Argentina hoy ostenta el mayor porcentaje de trabajadores sindicalizados de América Latina, y lo mismo ocurre con la amplísima cobertura de las convenciones colectivas de trabajo, que no tiene parangón en ningún otro país. Pero además este esquema organizativo resguarda el equilibrio y la racionalidad de los reclamos, evitando los paros sorpresivos, los reiterados cortes de rutas y otras prácticas salvajes que se realizan por fuera de los encuadramientos sindicales, afectando a la población en áreas tan vitales como el transporte, la salud o la educación", afirmó la Fatlyf, que también acusó a quienes "bajo el pretexto de defender una supuesta "libertad sindical"- apuntan en verdad a concretar el desmembramiento y la anarquización de las estructuras orgánicas del movimiento obrero organizado. Las tradicionales minorías de izquierda y de derecha junto a un puñado de dirigentes de escasa representatividad, pretenden desconocer que en la Argentina existen más de 1.100 organizaciones gremiales cuyas conducciones son periódicamente renovadas por la voluntad libre y soberana de sus afiliados".
Desde la Fetera se acusó también a "los dirigentes afines al modelo privatizador que se sumaron al planteo de participación privada", que ofrecía el modelo social de mercado de los años noventa. "Fueron y son socios del desguace y la venta de los activos públicos, conformando el nuevo sindicalismo empresario", dijeron.
El sindicalismo empresario
En su reciente visita a EL DIARIO, Tomás Di Toffino, hijo del desaparecido dirigente de Luz y Fuerza de Córdoba, trazó una línea de continuidad entre los sindicalistas participacionistas, que entonces acordaban con el régimen de Onganía, y los que serían socios en el desguace del Estado en los ‘90, convirtiéndose en empresarios. Del mismo modo, dijo que quienes siguieron el ideario de Tosco y lo transmitieron a través de los años en LyF, “fueron los responsables de que EPEC siga siendo de los cordobeses, a pesar de los intentos privatizadores de Angeloz, Mestre y de la Sota”.
En la Argentina, el sindicalismo ligado a la energía ha sido y seguramente seguirá siendo un factor importante en la estructura del pensamiento y la acción de los trabajadores organizados.
Su razón de ser no es menor, ya que si de algo se preocupa la Humanidad es de obtener nuevas fuentes energéticas, para una sociedad ávida de mayor confort.
En ese marco, el rol del trabajador de la electricidad se presenta como fundamental en el sosteniemiento de un servicio esencial de la comunidad argentina.
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