Escribe
Juan José Coronell,
especial para EL DIARIO
No hay duda alguna: los comechingones se asentaron en uno de los rincones más hermosos de la provincia. Ellos son parte de una historia que los recuerda con sus cultivos de maíz, poroto y zapallo, con la caza, la recolección de frutos, el pastoreo de llamas y también por sus trabajos en piedra y hueso.
En la etapa colonial, estos aborígenes utilizaron este lugar como refugio ante el sometimiento español. Desde 1600 en adelante los habitantes llegado al continente en barcos, se adentraron y comenzaron ellos con la cría del ganado, despojando a los aborígenes de sus tierras. Tierras que se convirtieron en estancias a partir del comienzo del Siglo XX, cuando la economía comenzó a girar en torno a ellas.
Se sumaron además la cría de ovinos, vacunos y las producciones artesanales que perduran hasta hoy. Y transformados algunos en recuerdos típicos de la zona, hacen de la Quebrada del Condorito el último eslabón de esta parte de Córdoba que se une a las costumbres, los rasgos y las vivencias en una maravilla natural.
Hace 13 años
La Quebrada se ubica en unas 150.000 hectáreas de Pampa de Achala y en noviembre se cumplirán 13 años de su paso a Parque Nacional.
Con el objetivo de conservar a la biodiversidad y las cabeceras de las cuencas hídricas de la región, fue que se creó el 28 de noviembre de 1996. Supera los 2.000 metros sobre el nivel del mar y abarca también las quebradas del Cordón de las Sierras Grandes, que se le suma la Reserva Hídrica Provincial de Achala.
Sus temperaturas oscilan entre los 8º y los 15º, por lo que la vegetación dominante son los pastizales de altura con los bosquecillos aislados de tabaquillo, similares a los característicos del noroeste argentino.
Uno de los rasgos más destacables es la presencia de un apreciable número de especies y subespecies endémicas de las altas cumbres de estas serranías.
Actividades
La profundidad le da a este accidente geográfico el nombre de Quebrada. Allá abajo alberga el río Condorito, donde se puede realizar la pesca de truchas, especie predilecta en el lugar.
La opción más interesante es la senda a la Quebrada del Condorito, que comienza en el centro de visitantes y llega hasta el Parque Nacional en el área noroeste.
La huella se divide en diez estaciones, en la que la puerta de ingreso al Parque es la primera. Esa suerte de mojones están separados por un tiempo de 15 minutos una de la otra. Comenzando a las 10, se puede ver todo el paisaje hermoso de la zona.
Todo el recorrido termina en el Bacón norte. Luego se puede llegar hasta el Bacón sur, claro que son otras cuatro horas de travesía. Si se va a emprender esta alternativa, se requiere esfuerzo físico y resulta dificultoso, ideal para los más decididos.
También es recomendable contratar a los guías para realizar el trekking, porque esto permite acceder a las mejores vistas de este paisaje.
Así, el Parque Nacional, además de cumplir el objetivo de conservar la biodiversidad y recuperar las especies del lugar, junto con la localidad de Pampa de Achala logran otro objetivo: que el turista conozca, disfrute y se deje llevar por este magnífico lugar.
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