Era la media mañana de ayer (poco después de las 10), las radios daban cuenta de que en Córdoba capital, el valle de Punilla y en medio país, caía la nieve y la gente circulaba con rapidez por las calles de la Villa, añorando que también nevara en la ciudad, enfundada en gruesos abrigos debido a la bajísima temperatura reinante y el helado viento sur que “cortaba la cara”.
Por eso, no extrañó a las dos empleadas del estudio jurídico Sella-Demarchi, ubicado en José Ingenieros 282, que los dos hombres entraran al bufete con gorros de lana y cuelleras que le tapaban prácticamente toda la cara. Y tampoco tuvieron tiempo de sorprenderse cuando uno de ellos sacó un arma y las amenazó.
Fue todo muy rápido. Apenas cinco minutos. Las obligaron a mirar el suelo y a entregar el dinero que, como lo hacen habitualmente, guardan en un sobre.
Los asaltantes conocían la rutina y sabían qué estaban haciendo, aunque las empleadas no pudieron reconocer ni las miradas ni las voces. Claro que estaban asustadas y todo se sucedía de manera muy vertiginosa.
Lo que, aparentemente, también fue una sorpresa para los propios asaltantes, es que en una de las oficinas del estudio jurídico de Enrique Orlando Sella, su hija, María Celeste, y Alcides Demarchi, estaba el contador, guardando dinero en un maletín para ir al banco a depositarlo, según indicaron fuentes allegadas a la investigación del hecho.
Habría sido el ruido de algún movimiento lo que alertó a los delincuentes sobre la presencia de otra persona en el lugar. Uno de los ladrones fue a ver de qué se trataba y encontró al contador con el dinero en el maletín.
Huyeron en moto con todo el botín.
El hermetismo en relación a la suma exacta que se llevaron los asaltantes es total, tanto en la Policía como en el bufete damnificado.
Extraoficialmente, pudo saberse que se trata de una importante suma de dinero.

Más rápidos que el ñandú

Mas no fue el anterior el único hecho contra la propiedad registrado en la Villa en las últimas horas. Entre la noche del martes y las heladas primeras horas de la víspera, los ladrones, bien abrigados, salieron a hacer de las suyas en la ciudad.
Así fue como Horacio Giménez, empleado de la empresa de transporte Ñandú del Sur resultó también víctima de los amigos de lo ajeno. Sólo cinco minutos se ausentó de la boletería que la mencionada empresa tiene en la Estación Terminal de Omnibus. Cuando regresó, advirtió que los cacos, sin ejercer violencia alguna, habían ingresado al box y abierto la caja para llevarse 150 pesos en efectivo.

Una Honda Dax

En tanto, a las 2 de la madrugada, Silvia Bertino descubrió que le habían sustraído su Honda Dax negra patente 502 ANG.
Había dejado el rodado menor estacionado, sin medidas de seguridad, alrededor de las 21.30 del martes, en Periodistas Argentinos 240, de barrio Lamadrid.

Una Honda Wave

Poco después, en otro sector de la ciudad (Jujuy al 400), fue Mirta Medina quien descubrió que le habían robado su Honda Wave, negra también, chapa 557 EQR.
En este caso, la sustrajeron del interior del complejo de departamentos donde la había dejado alrededor de las 20 de la antevíspera.

Un televisor y...

Por su parte, Octavio Carrizo, quien se domicilia en Sabattini al 867 descubrió, en la helada madrugada (eran las 5.40) que los ladrones habían ingresado a su casa tras violentar la puerta del patio.
Se llevaron un televisor y un equipo de música.

Ni lo dejaron entrar

Asimismo, el conocido comerciante Tito Zamboni, propietario de la casa de repuestos Peugeot ubicada en la calle San Luis, fue sorprendido por dos jóvenes cuando descendía de su Peugeot 307 frente a su casa de la calle Bolivia al 200. En pocos segundos y sin utilizar armas le sustrajeron su celular, un portafolios que contenía documentación y unos 2.000 pesos.