La formación compuesta por una máquina y ocho vagones había partido desde la estación de Retiro, en Buenos Aires, puntualmente a las 23.35 del viernes, con “más de 300 pasajeros”, según precisó a EL DIARIO una fuente del Destacamento de Policía de James Craik. Y su llegada a Córdoba capital estaba prevista para las 11 de ayer.
“A su paso por Villa María, el tren llevaba media hora de adelanto”, informó a este medio Haydé, una mujer de algo más de 50 años que viajaba en el vagón DA2057, el tercero después de la máquina.
Poco después, sobre las 9 de la mañana, el tren dejaba atrás James Craik en la línea hacia Oliva, ciudad a la que no llegaría. El descarrilamiento tuvo lugar entre ambos núcleos urbanos, más precisamente a la altura del kilómetro 600 de la ruta nacional 9, que corre en paralelo con el tendido férreo.
A las 9.15 llegó el aviso a la sede de la Policía craikense y poco después los agentes llegaron al lugar del accidente. También se hicieron presentes efectivos del Cuerpo de Bomberos de la localidad, poco después llegaron representantes de la empresa Ferrocentral, responsable del servicio, y más tarde los reporteros de este medio.
El guarda que viajaba a bordo del convoy prefirió no identificarse y decir que el responsable del operativo era “el señor Daniel, el que está allá”.
El periodista tendió su mano para presentarse y el “señor Daniel” cortó toda posibilidad de comunicación porque, dijo, “yo estoy trabajando”.
Es por ello que la reconstrucción del hecho y el análisis de sus consecuencias se realiza en base al relato de pasajeros, datos aportados por amables operarios de Ferrocentral que trabajaban en el lugar y por servidores públicos.

@ Qué pasó

“Veníamos notando algunos saltos pronunciados”, dijo Javier, un chico de unos 25 años, pasajero del vagón RA1020.
Al llegar al punto crítico, la máquina y los dos primero vagones pasaron bien, pero el tercero (DA2057) se salió de la vía, empezó a rodar por sobre la piedra y los durmientes, y arrastró a igual recorrido al resto de la formación (los vagones RA1004, P1020, P1083, CT 1394 y F1738).
“Lo bueno fue que se cortó el enganche entre el segundo vagón y el tercero, porque si no se caían todos”, sostenía Marcos, un bonaerense de 29 años.
El, junto con sus amigos Facundo y Fabio, de 27 y 30 años, relataron que “al principio hubo mucho pánico”.
Para el ya citado Javier, “lo que dominaba era el miedo”.
“Ellos fueron los que empezaron a tranquilizar a la gente, a socorrerla y acomodarla fuera de peligro”, dijo señalando a los otros tres.
Hubo cuatro heridos por traumatismos y dos por quemaduras (en el coche comedor, donde había pasajeros desayunando, se cayó el termo con el agua hirviendo y alcanzó a una mujer y a un mozo).
Los dos están fuera de peligro, lo mismo que los cuatro golpeados, según uno de ellos, Valentín, que regresaba de un centro asistencial de Oliva. “Me duele bastante la rodilla, pero me pusieron un calmante...”, comentó.
Ferrocentral dispuso que 200 pasajeros, especialmente las familias, siguieran viaje en los dos vagones que continuaban sobre las vías.
Otros 50 tuvieron que aguardar hasta el mediodía para continuar el viaje por distintos medios hasta la capital provincial. Mientras, se comunicaban vía celular con sus familiares, para relatarles la “odisea”.
Varios fueron llevados en patrulleros al Destacamento de Policía de James Craik para declarar como testigos. Luego eran regresados por el mismo medio a ese “punto negro”.
Un operario estimó que “ahora es necesario arreglar y cambiar tramos de vías y durmientes a lo largo de unos 150 metros” y que “el servicio podría estar interrumpido una semana”.
Fue un llamado de atención, pudo ser mucho más que eso. Atención.
S.V.