Cuando la vecina de nuestra ciudad Rosalía Cativelli llegó a buscar su vehículo, en la mañana del jueves, se encontró con notorias deformaciones en la carrocería de su automóvil.
Estaba estacionado en San Juan al 700, y según observó, junto al vehículo acababan de derribar un árbol, que en un particular efecto dominó, volteó también un gran canasto de residuos que impactó en el auto.
Cuando la sorprendida conductora preguntó a los vecinos, le dijeron que al árbol lo extrajeron operarios municipales, por pedido del frentista. No obstante, nadie se hizo cargo del error. Sin avisar y antes que llegara la dueña del rodado, los operarios pusieron violín en bolsa, o mejor dicho, hacha al hombro y se fueron silbando bajito.