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De las caras largas de la mañana a los rostros felices de la tarde, hubo horas de incertidumbre, corridas, conversaciones telefónicas, intercambio de correos electrónicos y un torrente de rumores.
Al final, y después del padecimiento, la casa estuvo en orden y Cristina Fernández de Kirchner pisó la tierra y el pasto seco del suelo villamariense.
Una visita, que más allá del aumento a las compensaciones de los productores lecheros (un tema que levantó fuerte polémica), dejó fortalecido en la faz política al intendente Eduardo Accastello.

Nadie del equipo villamariense quería imaginar las consecuencias de una suspensión de la visita presidencial. Por varias razones, entre ellas la satisfacción que hubiera sentido la administración de Schiaretti ante un frustrado paso del jefe del Ejecutivo local, que tenía en Villa María a numerosos intendentes que no comulgan con la política kirchnerista y que hubieran pasado factura.

En el llano, varios invitados sufrían la contradicción de ser opositores a la política del Gobierno nacional y a la vez público, de un acuerdo que se hacía a espaldas de la Mesa de Enlace y con productores disconformes con la medida.

“Vamos a ver de qué se trata, si es bueno para los tamberos bienvenido. Muchos tambos han cerrado y los que están en pie tambalean”, fueron las palabras de uno de los jefes comunales del radicalismo antes del acto marcando que su pueblo es uno de los tantos que viven del campo y apuntando a viva voz que hace “falta una política seria” para dicha actividad económica.

Entre eufóricos y precavidos, Eduardo Accastello mostró su mejor sonrisa. “Este acuerdo beneficiará al 95% de los tamberos”, precisó y repitió en varias oportunidades que había surgido del “diálogo productivo y social” que encaró días atrás. Accastello se convirtió en el “gestor” del pacto y agradeció a la presidenta “la excelente predisposición” para responder rápidamente al pedido. Elogios mutuos, sonrisas y una jugada política tendiente a debilitar a Juan Schiaretti, junto a Hermes Binner, el gran ausente de la tertulia.
¿Hacía falta que la presidenta viniera a Villa María para anunciar el acuerdo? ¿Hacía falta darlo a conocer en la víspera del diálogo con la Mesa de Enlace? Seguramente, no. Muchos intendentes opinaron lo mismo.
Pero, la lógica política viene de la mano de “ganar batallas” sin importar el resultado de la guerra.
Y hoy, Accastello es el oficial K instalado en el fuerte del campo de batalla del peronismo cordobés.

A la obra pública que ya Accastello maneja, a través del cuestionado Eninder, se suma su intervención en el tema lechero y se agregará a partir de la próxima semana la coordinación de los programas del Ministerio de Desarrollo Social en la provincia, con un hombre suyo (Daniel Rivera) en la dependencia.
A esta altura, se puede decir que el intendente villamariense ha recorrido un largo camino y ha crecido.

Este avance a pasos agigantados puede tener un costo muy alto, teniendo en cuenta que en las pujas por el poder, siempre hay heridos y que su futuro está atado al kirchnerismo.
Pero, el peronismo es imprevisible.
Y, Accastello hasta ahora ha sabido permanecer más allá de los avatares y fracasos de sus líderes políticos.

Detrás de las vallas...

Un saludo. Después de correr de valla en valla, sufrir empujones, codazos y pisotones, para lograr una palabra de la presidenta, los periodistas sólo conseguimos “un saludo”.
Es que a la hora de tener a la jefa de Estado al alcance de la mano, una voz masculina le gritó “presidenta, un saludo para los cordobeses”. Y ella respondió al pedido saludando a villamarienses, cordobeses,argentinos etcétera. “Fue un buen acuerdo”, insistió la voz. “Excelente”, dijo Cristina y se despidió enviando besos y “gracias”.
La oportunidad de hacer una pregunta para informar se había perdido. Lamentablemente.
Elogiado. El intendente de La Carlota, Javier Pretto, recibió varios elogios de mujeres presentes en el acto. El jefe comunal, que integró una lista no kirchnerista, fue incentivado por sus admiradoras para ser candidato a gobernador. El hombre se limitó a sonreír.
Histórico. “Es histórico que la presidenta vuelva a la región para firmar este convenio”. Lo dijo el intendente de Etruria, Héctor Baravalle, agregando que “hay que seguir dialogando”.