El camarista René Gandarillas le impuso ayer una condena de seis años y ocho meses de prisión, unificada en siete años con una que tenía pendiente, a un joven delincuente que a poco de comenzado el juicio reconoció ser alcohólico, fumador empedernido y adicto a distintas drogas.
José Luis Fardini, de 20 años de edad, confesó también haber cometido una serie de delitos por los cuales fue procesado por la Justicia, motivo por el cual se lo declaró culpable de “robo calificado por uso de arma de fuego”, “robo”, “estafa”, “amenazas”, “resistencia a la autoridad” y “violación de domicilio”.
Fardini, alias “Yiyín”, nació en la ciudad de Río Tercero el 14 de enero de 1989, pero desde hace algún tiempo está radicado en Villa María, más precisamente en Tucumán y Balcarce, en barrio San Martín.
La de ayer fue su segunda condena que le impone la Cámara del Crimen local en poco más de nueve meses, ya que el 23 de octubre de 2008 se le aplicó una sanción de un año de prisión de ejecución condicional tras ser declarado “partícipe necesario de encubrimiento agravado”.

Siguió detenido

Pese a que dicha sanción fue en suspenso, Fardini continuó detenido en el Establecimiento Penitenciario Nº 5 ya que por entonces tenía otras causas penales pendientes de resolución, las que finalmente fueron juzgadas en la víspera.
El más grave de todos esos procesos está relacionado con un robo a mano armada que tuvo como víctima a Lorenzo Bortolozo, un repartidor de chacinados que en los primeros días de junio del año pasado fue asaltado por Fardini y otro sujeto frente a una despensa ubicada en Mendoza 2650 de esta ciudad.
El comerciante, de 62 años de edad, fue despojado de 400 pesos en efectivo cuando bajaba mercadería en el citado negocio, al ser sorprendido y amenazado por los dos malvivientes.
La Policía detuvo a Fardini el lunes 13 de junio de 2008 (desde entonces se encuentra privado de la libertad) y en su poder se secuestró un revólver calibre 22 corto, una gorra de lana, 200 pesos en efectivo y otros elementos.

Los otros dos

Fardini no estuvo solo en el banquillo de los acusados, ya que junto a él se sentaron Juan Pablo Ramos, de 19 años, y Eduardo Raúl Zabala, alias “Cocha”, de 20, aunque sólo este último compareció en libertad.
A poco de iniciada la audiencia, y tras la lectura de la pieza acusatoria, Zabala y Fardini prestaron declaración (Ramos se abstuvo) y ambos reconocieron su responsabilidad penal en los hechos que se le atribuían. Sin embargo, Fardini aclaró que en el asalto al repartidor de chacinados “Ramos no tuvo nada que ver”.
Las confesiones de ambos imputados, sumadas a los elementos de prueba obrantes en el expediente, llevaron al fiscal de Cámara subrogante, Horacio Vázquez, a pedir las penas que finalmente fueron impuestas por el juez Gandarillas: seis años y ocho meses de prisión -unificada en siete años- para Fardini, y dos años en suspenso para Zabala.
En tanto, el propio fiscal solicitó la absolución de Ramos “por el beneficio de la duda” y posibilitó que recuperara la libertad luego de 13 meses entre rejas.
En ambos casos, los defensores de los tres imputados adhirieron a los requerimientos formulados por el acusador público. El asesor letrado Juan Antonio Rusconi lo hizo en representación de Fardini y Zabala, mientras que los abogados Marcelo Martín Silvano y Lorenzo Gilli patrocinaron a Ramos.

Un tipo singular

Al igual que el joven que recibió la condena más dura, Zabala y Ramos son albañiles y también están domiciliados en barrio San Martín; el primero en Azcuénaga 253 y el otro en Tucumán al 2300.
Sin embargo, Fardini se diferenció sustancialmente de sus compañeros de proceso cuando declaró sobre condiciones personales.
Para sorpresa de quienes se encontraban en la sala de audiencias, el joven condenado reconoció ser un bebedor implacable que se emborrachaba “todos los días”, e incluso admitió que hasta el momento de su detención consumía marihuana, cocaína y heroína, habiendo inhalado pegamento fana en varias oportunidades.
La dramática confesión de Fardini provocó algunos comentarios en voz baja, que momentos después se transformaron en sonrisas contenidas cuando dijo no saber cómo se llama su concubina.
“Le digo Gorda”, respondió lacónicamente Fardini.

Sólo tres testigos

Apenas tres testigos comparecieron en la audiencia de debate: los policías Ariel Colombatti y Maximiliano Funes (intervinieron en tareas de investigación) y el repartidor de chacinados que fue asaltado por Fardini y un cómplice.
El resto de la prueba testimonial obrante en el expediente se incorporó por lectura.