“Me fui, diciendo adiós. Y en ese adiós quedó enredado un querer. Agitando pañuelos me fui. Qué lindo añorar la zamba de ayer.”
Se fue Grecia Santa Cruz. Con su voz tan especial desplegada en la brisa de un frío día. Agitando pañuelos de la manera que ella lo hacía, desde el alma.
Dejó el camino de la vida, a los 46 años y posiblemente en el cielo la esperen con los acordes de una zamba. De una añorada zamba. Seguramente, habrá bombo, guitarra y violín y una platea ansiosa por escucharla.
Se fue con su talento, su amor por el folclore, su ternura, su calidez, su fuego de muchacha enamorada del ritmo de tierra adentro, de la tradición.
En los avisos fúnebres reza: dejó de existir Verónica Echenique, sus restos son velados en Empresa Manelli, General Paz 716 y serán seputados hoy a las 16.30 en cementerio La Piedad.
Esa es una parte de la historia, en la otra está el corazón de Grecia Santa Cruz, el nombre elegido para subir a los escenarios y deleitar al público con esa voz que le permitió ganar el Pre-Peñas 2008 y grabar su nombre en la historia del Festival de Festivales.
Ese corazón que latió como nunca en el escenario mayor Hernán Figueroa Reyes en el febrero festivalero.
Ese corazón que quedó enredado en los pubs, en las peñas armadas a la vera del Ctalamochita, bajo la luna.
Ese corazón, que supo rendir homenaje a la Negra Sosa, y que seguirá presente en todos los lugares que pisó llevando su música, su atuendo y su poderosa voz.
Ese corazón que nunca dejará de latir para el folclore villamariense.
Se fue Grecia, agitando pañuelos, dejando su adiós enredado en un querer.
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