Basándose en experiencias efectuadas en Colombia y otros países, un grupo local intentará concretar una versión local del sistema "Espere", sigla que resume el título de las Escuelas del Perdón y la Reconciliación.
Esta semana, visita nuestra ciudad el sacerdote colombiano Leonel Narváez Gómez, con el fin de explicar a la comunidad local las características del sistema, que procura convertirse en "un gran foro, en donde la reconstrucción interior de personas, grupos y comunidades constituya una primera intención, para que se articulen redes de intercambio de modelos pedagógicos y esquemas culturales comprometidos con la vida y la dignidad humana".
La iniciativa de aplicar el sistema "Espere" en nuestra región surgió del sacerdote Alberto Cruchinho, quien en un reciente viaje a Colombia tomó conocimiento de la experiencia e invitó a Narváez Gómez a difundirlo en Villa María.
Si bien está concebido para una primera aproximación a escuelas, familias y parroquias, sus implicancias llegan hasta todos los sectores sociales.
Citando como ejemplo las secuelas de la dictadura militar de 1976, Narváez Gómez dijo en conferencia de prensa que "la persona nunca olvida, lo más que podemos hacer es transformar las memorias ingratas, pero para ello debemos basarnos en cuatro pilares: la verdad, la justicia, la reparación y el compromiso de que nunca vuelva a suceder algo así. Sin esos elementos, la paz no se logra".
No obstante, el visitante caribeño afirmó que "el impacto más fuerte es cuando se involucra a las escuelas y las familias, allí nacen la guerra y la paz".
A continuación, el sacerdote descalificó el papel actual de la escuela, y dijo que "es irrelevante en todo el mundo, porque prepara para un empleo, y no para la vida, sobre todo, no prepara para la convivencia".
Acerca del sistema "Espere", dijo que en Colombia, un país azotado por la violencia, "ha dado resultados paradojalmente muy buenos, al punto de que su capital, Bogotá, ha sido declarada ciudad de la paz".
Como ejemplos citó que "hay múltiples factores que contribuyen a la paz, por ejemplo, poner luz eléctrica en zonas oscuras de una ciudad contribuye a la paz". También, comentó que su grupo organiza torneos futbolísticos con el lema "Goles en paz", y también eventos teatrales, musicales, danzantes, etcétera. Con numerosas intervenciones, dijo, "en Colombia se está creando una onda hacia la paz" y citó como prueba que más de 50 mil combatientes irregulares se han reintegrado a la sociedad.
Aclaró también que "Espere" es una asociación civil, no religiosa, a pesar de que la presida un sacerdote católico.
La primera tarea que acometerá el grupo en nuestra ciudad, será capacitar a un conjunto humano, con el apoyo de Cáritas.
"En Eritrea, Africa, y en Villa María, América, el corazón humano es el mismo, lo primero que salta ante una agresión es la rabia, y en todas partes los humanos somos analfabetos emocionales", opinó Narváez Gómez.
Al preguntársele cuáles son a su criterio los casos paradigmáticos que generan la violencia social citó a dos: "Lo más perverso es el sistema de calificaciones escolares, porque produce rabia, envidia, celos, y a la larga decepción, pereza, y así la deserción escolar".
Otro ejemplo de perversión social lo constituye a su juicio el carcelario: "Las cárceles oficializan la venganza, y sus resultados han demostrado ser malos, cada vez hay más reincidencia. Además son muy costosas".
El promotor del sistema "Espere", no obstante, observó un "salto cualitativo hacia la paz mundial" y lo atribuyó a la creciente participación de "lo femenino" en las cuestiones sociales. "La mujer ha intervenido poco en las guerras, y en cambio es proclive a crear movimientos por la paz y la justicia. Lo femenino, con su componente de bondad y compasión, está promoviendo la unión universal. Debemos aprender de las cucarachas, las hormigas y las abejas, que son muy sociables, y son especies que han durado más que ninguna en la faz de la Tierra".