En 1993, el entonces presidente Carlos Saúl Menem aspiraba a ser candidato al Nobel de la Paz y por eso comenzó a armar una especie de brigadas de paz creando los Cascos Blancos, una fuerza que se estrenó en Croacia, donde un conflicto bélico azotaba a la población.
Mientras esto era ampliamente difundido, nadie conocía lo que se empezaba a gestar y que fue el símbolo del doble discurso de los ‘90: un contrabando de armamentos y pólvoras hacia el país en conflicto.
Fue un 4 de agosto de 1993, es decir, hace 16 años, cuando partía el primer camión desde la Fábrica Militar de Pólvoras de Villa María con el cargamento de un millonario contrabando bélico.
Luis Tagni, quien hizo pública esa situación, recuerda los hechos. “Había un faltante de pólvoras importante que no podían justificar y por eso pergeñaron una idea: labrar un acta diciendo que esa pólvora se había incinerado en Serrezuela, hecho que fue absolutamente falso”.
Tagni agregó que “el que pergeñó el acta falsa fue Simón Flores, quien hoy es funcionario de Eduardo Accastello. Y lo hizo para que cuando entrara el director que llegaba tras los hechos, no tuviera problemas. Ese director era Julio Fernando Ferro, quien, según consta en el exhorto por el que se me citó a adeclarar, también está imputado en la causa y también es hombre de Accastello”.
Cabe señalar que Flores fue imputado en un principio junto al resto de los firmantes del acta. Lo de Ferro, es una novedad, pero no hay hasta el momento constancia de que haya sido notificada su imputación ni de cuál es el cargo por el que se lo acusa.
Tagni lamenta que después de un intenso trabajo del entonces juez Federal de Bell Ville, Edgardo Filippi, “quien descubrió todo el recorrido de la pólvora”, la causa pasó a Buenos Aires “y allí siguen dando vueltas sin llegara las conclusiones que todos esperamos”.