“Es vivir de noche y dormir de día. Siendo trans, inevitablemente se cae en el mambo nocturno”. Jennifer está sentada en el Salón Blanco junto a su amiga Vanesa y dialoga con EL DIARIO. El mundo travesti es desnudado.
“Hay quienes prefieren la prostitución antes que trabajar de otra cosa. Es que todo ha llevado a elegir este camino. Desde muy jóvenes somos expulsadas de nuestra familia y de la sociedad”, confiesan.
La prostitución es una de las características de la vida de hombres que eligieron ser mujeres, porque así se sienten. Muchas pelean hoy para que exista una zona roja. No es caprichosa la idea: por estar en la calle ofertando sexo, suelen caer, a menudo, en los calabozos de la Departamental San Martín de Policía. Y es esa una de las facetas más dolorosas en sus vidas.
Las travestis consultadas por EL DIARIO hablan sin temor del maltrato y la discriminación policial de la que son víctimas. Cuentan que algunos efectivos las escupen, hasta las orinan. “Son homofóbicos, sin dudas”. Las entrevistadas revelan que el ataque proviene de los uniformados más jóvenes, y que los más antiguos en la fuerza son diferentes. “Las mujeres sí son respetuosas”, destacan.
Por los abusos, anteayer presentaron en la Fiscalía del Segundo Turno una denuncia judicial. “El año pasado presenté cuatro denuncias que quedaron en la nada”, cuenta una de ellas.
Ahora, ante la presentación en conjunto, el fiscal Gustavo Atienza deberá investigar a la Policía.
- ¿Por qué las detienen? ¿Ustedes provocan la aprehensión con su comportamiento?
- “No, en todos los casos nos detienen por prostitución, pero no es escandalosa, así que no entendemos el porqué.”
- ¿Cuando están detenidas, siempre las tratan mal?
- “Los policías jóvenes siempre se burlan, nos maltratan. La verdad, nos denigran.”
- ¿Y ustedes se defienden?
- “Claro que sí. Está en la naturaleza de uno. No permitimos que nos ataquen.”
- ¿En la calle sienten que la sociedad las discrimina?
- “No, nos miran sin disimulo porque es lógico que les cause curiosidad, pero no nos discriminan.”
- ¿Cómo reaccionan cuando alguien las agrede?
- “Agredimos. No somos santas pero si no nos molestan todo bien. Ahora, cuando nos pelean contestamos de igual manera. Vamos al todo o nada. Nuestra vida no es fácil.”
Luego la charla se centra en la falta de autoestima y de cuidado personal. “La expectativa de vida de una travesti en Buenos Aires es corta: 35 años. Acá hay muchas chicas jóvenes y quizás es diferente. Pero está el reviente... la noche te lleva a lo peor y en la calle se encuentran las enfermedades”.
La explotación sexual es otro de los aspectos que se abordan en la entrevista. Destacan que, por lo general, las travestis no son manejados por un proxeneta. “No entendemos por qué una mujer puede dejarse explotar por un fiolo. Es ridículo”, consideran. Tienen buena onda con las mujeres que se prostituyen y no hay conflictos. ¿Qué saben de la trata de personas?, les preguntamos. Aseguran que nada, que en el ambiente no escuchan hablar del tema.
Las consultadas revelan que los clientes son de todas las edades y no sólo del sexo masculino. “Además de que nos buscan parejas, las lesbianas tienen muchas fantasías con nosotras”.
“La mayoría de los hombres que nos buscan nos tratan correctamente. Está el que se enamora, porque detrás de esa búsqueda de sexo por dinero hay una persona”, confesó una de las chicas.
Las citas son en hoteles y moteles, o en algún departamento. Ellas dicen que no tienen miedo. Viven, sufren y sienten caminando siempre al borde del precipicio.