Sr. director
Solicito tenga la generosidad de publicar esta nota, cuya finalidad es hacer pública una situación que nos ha tocado vivir a quienes componemos el grupo de padres y dirigentes de El Porvenir.
El Porvenir es un club de baby fútbol sin fines de lucro, que tiene como principal objetivo apuntar al bienestar y la felicidad de 60 chicos, de distintas categorías, que todos los domingos cumplen con un sueño: jugar a la pelota.
Una buena parte de la niñez de Villa Nueva acude a nuestra cancha acompañada por sus padres y familiares, todo en un ambiente de camaradería y solidaridad.
Así fue siempre, hasta que un solo individuo hizo trizas ilusiones y esperanzas, y trastocó el ánimo de padres y dirigentes que se vieron perjudicados por su accionar.
Pero, la vida tiene estas cosas y la gente grande sabe recuperarse y volver a empezar.
Lo más grave, en este caso, es que ese individuo, que era entrenador de nuestro club, perjudicó a 60 chicos con su ambición económica y sus ansias de hacer daño, después de haber permanecido durante más de una década a cargo de nuestros planteles, recibiendo absolutamente todo lo acordado y teniendo a su disposición lo más elemental del ser humano: la palabra dada, cosa que él no pudo cumplir.
Los viajes y los encuentros de todos los años exigirán más esfuerzos de nuestra parte, después de tener que resignar fondos destinados a nuestros chicos, para poder acceder a su ambición desmedida.
Ya es tarde para lamentos, es cierto. Lo importante, ahora, es advertir a los demás clubes de baby fútbol que un entrenador anda suelto y es peligroso.
El Porvenir fue la primera víctima y no queremos que esta clase de personajes extiendan sus garras en busca de sacar réditos con bajas acciones.
D.N.I. 22996369
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