Escribe: Gerardo Russo (*) En el discurso inaugural de Sociedad Rural su presidente, Hugo Biolcati, destacó las protestas agrarias del año pasado, se manifestó preocupado por la pobreza, mientras exigía menores impuestos para el sector, calificando al Estado como un "predador insaciable". Los dichos del ruralista, me llevaron a re-escribir un documento de discusión interna presentado en 2008 a mi partido y compartirlo con los lectores de EL DIARIO. No hay duda del carácter cambiante de la sociedad. La misma no permanece estática, al contrario, sufre transformaciones constantes. Así nuestra sociedad es un sistema cuyo equilibrio se halla constantemente perturbado y restablecido. Es en ese marco de perturbación y búsqueda de nuevos equilibrios que hay que analizar la actual estratificación social existente para poder describir las desigualdades que se manifiestan en la misma y las consecuentes conductas de los sectores sociales (al menos del que nos interesa destacar: las clases propietarias y la clase media). Hace ya muchísimos años Carlos Marx había definido que para mejor estudiar una sociedad debía dividírsela -aunque artificialmente- en una estructura económica: lugar donde se establecen las relaciones de producción y una superestructura jurídica y política generadas por el tipo de relación de producción de que se trate. Según como los hombres produzcan y vivan materialmente, pensarán de determinada manera, tendrán determinada visión de las cosas y crearán ciertas instituciones para consolidar un determinado estado de situación. Debemos decir entonces que el desarrollo de las contradicciones en el nivel económico-social (estructura) repercute o tiene necesaria correlación en el nivel político-social (superestructura). Atento a lo que queremos destacar, hoy podemos estar asistiendo al nacimiento de una nueva hegemonía a nivel de las clases sociales propietarias (agrarias, industriales, financieras, etcétera). Esa búsqueda de nueva hegemonía dentro de la alianza de la clase dominante hace que afloren contradicciones entre sus componentes por el predominio dentro de esta alianza. Estas contradicciones se están produciendo entre la burguesía agraria que después de más de cuarenta años ve la posibilidad por potencialidad, de encabezar la alianza dominante en detrimento de la burguesía industrial o financiera. Este proceso es inverso al producido en la década de 1960 en donde se instala como fracción de clase predominante en el interior de los grupos propietarios la gran burguesía industrial, financiera y comercial monopolista, extranjera o asociada al capital extranjero. Como dije, hoy posiblemente estaría sucediendo el proceso inverso, fruto del explosivo crecimiento económico del sector agrario como producto de las condiciones económicas internacionales reinantes hasta 2008 y de la devaluación del año 2002. Ello está puesto de manifiesto cuando Biolcati sostiene de manera excluyente que el campo "es el motor de la economía Argentina" o al sostener que "cuando el campo dice Patria piensa con nostalgia en aquel magnífico granero del mundo capaz de alimentar a la humanidad entera", asemejándose en mucho al modelo económico y social del Centenario en que se alimentaba "al mundo" que pudiera pagar y se hundía en una profunda pobreza a millones de argentinos. Pero, ¿cómo repercute esto en la superestructura, es decir en la representación social y política de este fenómeno? En principio como este es un fenómeno más lento habrá que esperar un poco su completo desarrollo. Pero podemos aventurar algunas conclusiones parciales. Es el mismo Biolcati el encargado de establecer los lineamientos políticos que seguirá la burguesía agraria y su representación política, al sostener que "la Mesa de Enlace tiene un programa para salir de ‘la crisis y la pobreza’ que fue consensuado con los partidos de la oposición". Los aplausos de Macri, De Narváez, Rodríguez Saá, López Murphy, Juan Carlos Romero, entre otros, sumados a la carta del emblemático Julio Cobos en donde sostiene que "el campo argentino sigue siendo el eje central del desarrollo del país", nos está determinando que será el sector económico el que determinará las políticas a seguir por los partidos opositores al Gobierno: Unión Cívica Radical, Coalición Cívica y sectores del peronismo encabezados por Duhalde, Reutemann, Schiaretti en un claro ejemplo de pragmatismo político y acumulación de poder por encima de convicciones ideológicas , y una pléyade de oportunistas como Carrió y Juez. Y por supuesto la derecha reaccionaria que ve en este resurgimiento y combatividad de la burguesía agraria la posibilidad de ponerle freno al sector más duro e intransigente del peronismo, hoy en el Gobierno. En definitiva un primer intento de síntesis lo constituye la aparición con fuerza en la estructura económica de la sociedad de la burguesía agraria en un serio intento por construir una nueva hegemonía en donde pueda encabezar esta alianza de los sectores propietarios. El reciente conflicto agro-gobierno fue por la rentabilidad o por la apropiación de la renta extraordinaria del sector, pero tiene a mi entender un componente estructural más profundo de lo que aparece en la superficie y que muchas veces queda en la anécdota de lo que parecen estériles enfrentamientos políticos, cuando lo que se está discutiendo es el grado de poder real acumulado en manos de las minorías privilegiadas y la capacidad de los sectores populares para discutirles parte de ese poder. (*) Profesor de Historia y presidente de la Universidad Popular
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