El acta número 70 del consorcio del edificio del IPV ubicado en Catamarca 385 de esta ciudad, dice en uno de sus párrafos: “...abierto el acto manifiestan su preocupación por la problemática de la falta de recursos económicos para afrontar los gastos comunes... y luego del debate se dispone por mayoría establecer una expensa extraordinaria, de monto equivalente a la expensa común vigente, para afectar su recaudación a evitar la interrupción del servicio de energía eléctrica del edificio por falta de pago...”.
La reunión se celebró días atrás y los propietarios de los departamentos, adjudicatarios del plan del Instituto Provincial de la Vivienda que tienen sus pagos al día, serán los que siguen soportando sobre sus espaldas el peso del edificio.
Eso sí, no hay para arreglar la bomba de agua, ni 11 baterías de luces de emergencia, ni los automáticos de las luces de los palliers, ni el reacondicionamiento de los ascensores, ni el cable del ascensor número 2, ni...
Además, hay una deuda con la empresa de ascensores Otis.
Créase o no, en este edificio también hay quienes viven “gratis”, en un lugar que les fue dado no por un Gobierno, sino por la sociedad en su conjunto.
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