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Eduardo Bernabei (izquierda) junto al elenco, en la comedia que estrenaran en junio pasado |
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La entretenida comedia de enredos, que cruza el humor costumbrista con el ácido uso del absurdo y el sarcasmo titulada "Cuando te mueras del todo", fue presentada el viernes y anoche en el auditorio del club Sarmiento, por un destacado elenco cordobés.
La pieza, más allá de la densidad de su trama, respondía al regreso del actor, director y productor villamariense Eduardo Bernabei a su ciudad natal, estrenando por primera vez una obra en las tablas locales.
El histriónico actor de 61 años, que en escena encarna al padre díscolo y "viejo verde" del protagonista central, cuenta con una prolífica trayectoria, donde se destacan sus intervenciones junto a reconocidos directores cordobeses como José Luis Arce, Cheté Cavagliatto, Jorge Villegas y Sergio Ossés, un viejo conocido de nuestra ciudad, dado que se desempeña como docente del Profesorado de Teatro.
Además de formar parte del grupo de Teatro Independiente y del Teatro Goethe de Córdoba, Bernabei desarrolló proyectos teatrales en Venezuela a principios de los noventa como productor ejecutivo y artístico del Festival Iberoamericano de Teatro y con las Segundas Jornadas Iberoamericanas de Teatro en Caracas.
En sus incursiones como actor en "Cuando te mueras...", Bernabei se dio el gusto de incluir en sus parlamentos dos guiños hacia el público local: la antigua casa Arese (cuya familia es cercana al artista) y el club Alumni. En tanto, al finalizar la primera función, agradeció a la Cámara de Mandatarios y Gestores (que auspicia la obra) y a su madre, sentada en la platea.
@La obra
La pieza, estrenada en junio, escrita por Daniel Dalmaroni e interpretada por Diego Balaguer, Carmina Maggiore, Andrea González, Alejandro Egües, Amanda Pellegrini y el propio Bernabei, retrata en principio una situación surrealista. El marido golpeador que tras matar a su mujer de una puñalada, se percata de que el espíritu de la fallecida sigue vagando por la casa, sólo percibido por sus ojos. El condimento capcioso es que el hombre había pergeñado el crimen en franco complot con su amante, sus padres y hasta un psicólogo que fue contratado de antemano para la contención pos-traumática.
La trama simple, que deambula por pasajes cómicos y absurdos (como el diálogo final sobre las características de la llave con que golpeaba a su mujer), intenta desnudar las hipocresías del seno familiar (los famosos "cuernos") y las perversas motivaciones que persiguen ante un mismo fin (eliminar lo incómodo/la competencia). En el tramo final se incluye una sesión de espiritismo fallido y hasta la revelación homosexual del psicólogo, que opera en contraste ante el ícono machista del protagonista.
Juan Ramón Seia
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