El director de Patrimonio Histórico de la comuna, Rubén Rüedi, afirmó ayer que "la ciudad no puede tener calles con nombres de terroristas que asesinaron a 300 personas".
El funcionario respondió así a la queja de 17 vecinos de la ex calle Benjamín Gargiullo, quienes en una carta hecha pública señalaron que “el malestar surge porque hace pocos años que remiseros, taxistas, carteros o cadetes no ubicaban la calle si no les decíamos ‘ex cortada Entre Ríos’”.
Rüedi consideró que esos inconvenientes "son un mal menor" y dijo que la nomenclatura de calles e instituciones "deben constituir referencias históricas de personas de bien, como es el caso de Darío Ramonda, un deportista destacado y un empresario con gran sentido social que honró a Villa María".
"En esa calle -prosiguió el titular de Patrimonio Histórico- viven mucho más que 17 personas, y hay otros vecinos que están totalmente de acuerdo con el cambio de nombre."
Gargiullo fue un oficial de la Armada que el 16 de junio de 1955 comandó un golpe contra el presidente constitucional Juan Perón, y que con un ataque aéreo intentaba matar al primer mandatario. Los aviones de los insurrectos no lograron su propósito, pero mataron a varios centenares de civiles que se hallaban en las inmediaciones de la Casa Rosada y de la CGT. Horas después Gargiullo se suicidó.
Daniel Cichero, autor de "Bombas sobre Buenos Aires" relató sobre el mencionado hecho histórico: "Las bombas de junio del ‘55 marcaron un comienzo en el uso de medios militares sobre objetivos civiles. Aunque algunos de los pilotos sigan considerando que atacaron un puesto de mando militar, las listas de víctimas hablan claro sobre quiénes llevaron la peor parte. El grupo motor de marinos liberales venía conspirando desde fines de 1953, pero su organización se extendió al Ejército a través de la dirigencia nacionalista, una vez que detonara el conflicto con la Iglesia. En ese espacio político convergieron figuras tan disímiles como el socialista Américo Ghioldi, el radical Miguel Angel Zavala Ortiz, el conservador Adolfo Vicchi, Mario Amadeo y Pablo Pardo, de la militancia católica. Ellos también, de alguna manera, arrojaron las casi 15 toneladas de bombas. Los militares que huyeron al Uruguay fueron dados de baja y se reintegraron después del golpe de setiembre. Un hito fundacional en nuestro largo camino a través de la impunidad."
Rubén Santiago Rüedi, quien mañana asumirá como nuevo presidente de la Junta Municipal de Historia, opinó también que "a la sociedad le cuesta asumir este tipo de cambios. A veces demora demasiado en evolucionar, como se demoró en recordar como es debido el 24 de marzo de 1976, en dejar de festejar el 12 de octubre de 1492, etcétera".
Observó que "acá en Villa María hay una escuela, la Julio Argentino Roca, a la que asiste una gran cantidad de niños kollas y aymaras. Me pregunto qué se les dice de Roca a esos niños, cuando fue el responsable del exterminio de muchos pueblos originarios".
La calle de la polémica fue bautizada Benjamín Gargiullo en 1964, durante el Gobierno del radical Porfirio Seppey. Rüedi recordó que "en aquel año, en el que el peronismo estaba proscripto, se hizo un acto donde se ponderaron los servicios que Gargiullo había prestado a la Patria".