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La muerte es un asunto difícil, pero no inexplicable |
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Este es un tema que muchos de los padres quisieran evitar hablarlo con sus hijos, sobre todo si éstos son aún pequeños y, a veces, por querer evadir el sufrimiento, se dicen mentiras o verdades a medias, que con el tiempo, pueden generar confusiones e incluso traumas difíciles de superar. Es por esto que es importante tratar estos temas ya que los niños son capaces de entender qué es la muerte.
El concepto de muerte depende en gran medida, de los procesos cognitivos particulares de cada etapa del desarrollo. Generalmente, las primeras respuestas a preguntas sobre el nacimiento y la muerte están basadas en suposiciones de continuidad y periodicidad. Los niños entre tres y cinco años niegan la muerte como un acontecimiento final: el estado de estar muerto es temporal. En esta primera fase del desarrollo del pensamiento, el niño parece considerar a la muerte como una separación o partida. Para ellos es bastante claro que la persona o animal fallecido no está con él y ese es, probablemente, el hecho más relevante de la muerte para el pequeño.
Aproximadamente de los cinco años en adelante, y de forma gradual, los infantes se acomodan a la idea de que la muerte es el final, inevitable y universal.
A los diez años o más, expresan un entendimiento de la muerte como la final e ineludible salida de la vida. Alrededor de esta época, los niños también mejoran su habilidad para reconocer la diferencia entre objetos animados e inanimados.
Para explicar el concepto de muerte se debe utilizar un lenguaje claro y sencillo, permitiendo que el niño haga preguntas y tratando de responderlas de manera simple.
Morir es terminar de vivir. Las explicaciones como “se fue”, “está en el cielo”, “lo perdimos”, o “desapareció”, no son tranquilizantes si no se les explica claramente que de lo que se trata es del final de la vida. Utilizar analogías como por ejemplo “está durmiendo” pueden confundir y generar la impresión errada de que ellos mismos pueden morir si se van a dormir.
Algunos hablarán del alma, con lo cual debemos cuidar las expresiones a fin de que el niño no la busque en un lugar físico y concreto, temiendo su aparición.
Es de importancia tener en cuenta que los niños más pequeños tienen un concepto relativo de la muerte, como algo temporal y reversible (como dijimos anteriormente), por lo que es conveniente ser pacientes y reiterativos en explicar que una persona muerta no va a volver a la vida.
Algunas veces también pueden llegar a desarrollar sentimientos de culpa ante lo acontecido, por ejemplo con el fallecimiento de alguien cercano, por lo que es importante dejar en claro que lo sucedido es sólo una parte del ciclo de la vida, y que no es culpa de ellos el suceso en sí o la tristeza y el dolor que éste genera. Siempre es bueno reforzar el concepto de que los queremos sin importar las circunstancias.
La muerte es un asunto difícil, pero no inexplicable. Algunos padres evitan el tema, con lo cual pueden estar contribuyendo a generar dudas y temores en los pequeños. Es importante no mentir, negar u ocultar ya que implica apartar al niño de la realidad. Sí es conveniente transmitir un mensaje de seguridad y confianza en el futuro.
En caso de que los padres no se sientan capacitados para explicar estos conceptos, tener en cuenta que siempre se puede recurrir a profesionales para que los ayuden.
Lic. Valentina Astrada MP 5946
centrodeterapiasdevanguardia@yahoo.com.ar
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