- La comuna, con el apoyo de la Policía, endureció los controles sobre la venta de alcohol a menores. Por su función, usted ve de cerca la problemática. ¿Qué reflexiones puede realizar de la situación actual?
- Es evidente lo que está ocurriendo. Uno lo ve no solamente desde el Hospital Pasteur sino también por la Policía. Es impresionante el flagelo del alcohol, en menores y en mayores. Y hay intoxicaciones con alcohol y también con medicamentos. A esto último no lo podemos constatar pero salta a la vista. Además, cuando alguien ingresa mal, quien lo acompaña te confiesa que ingirió tal sustancia. Me parece bárbaro que se tomen medidas.
- ¿Hay un incremento de casos?
- No sé si hay un aumento, pero ahora se conocen más hechos y se habla de otras sustancias. El tema es ese, la mezcla del alcohol con otras sustancias.
Y cada vez consumen a edad más temprana, con complicaciones más graves. Hoy la sociedad está escuchando que sucede esto, y se hace preguntas.
- Recién dijo que el flagelo afecta tanto a menores como a mayores...
- Sí, a todas las edades. Hay algunas personas, mayores de 50 años, que caen siempre en el mismo estado, por damajuanas de vino. Existe una franja de los 13, 14 años hasta los 30 que se ve muy afectada.
- ¿Se da una alta reincidencia?
- El apellido es el reincidente: son grupos familiares que tienen la costumbre de alcoholizarse. Toma el de 13 años igual que el de 21 y que el de 30.
- ¿Alguna vez los menores llegan a la Guardia acompañados por sus padres?
- Jamás. Siempre lo hacen con amigos.. o con los bomberos.
- Y los amigos ¿en qué condiciones llegan?
- Por lo general están en condiciones similares.
- Cuando se van recuperando, ¿se arrepienten de haber bebido en demasía? ¿Toman conciencia?
- Nunca hay conciencia. Es lamentable. Se ríen, les parece gracioso y a veces te insultan. Cuando debemos hacer un lavado gástrico se vienen las palabrotas.
- ¿Qué porcentaje de quienes llegan alcoholizados presentan cuadros graves?
- El porcentaje de gravedad es bajo porque los tratamos rápido. Lo grave es la mezcla de alcohol y medicamentos, algo que ha crecido y se ha evidenciado en los últimos dos años.
- ¿Cuáles son las causas de la excesiva ingesta de alcohol o de esos cócteles?
- En el último caso grave, el hermano del paciente dijo que se juntaron a comer y allí empezó el consumo... Ahora se drogan con cualquier cosa, pagan sólo chauchas y la consumen.
Además, conocen los medicamentos como si fueran médicos. Te cuentan: mezclamos este con este y el otro y lo aspiramos. Yo misma me planteo qué pasa si muelo y aspiro un Rivotril, algo que hacen para aumentar el volumen de su cocaína.
- ¿Por qué nos está pasando esto?
- (Piensa) No es una cuestión económica. Dinero, tienen. Uno observa que llegan y no tienen los bolsillos vacíos. Nosotros dejamos constancia de todos los elementos con los que cuentan, con tres testigos: billetes, llaves, celulares. El problema, desde mi modo de ver, es la falta de educación y de contención de los padres.
- ¿Al momento del ingreso al nosocomio, provienen de boliches?
- Las primeras horas de alcohol son en los domicilios. Toman vino con los padres. Falta educación, contención familiar.
- ¿Al hospital acuden sólo personas de clase baja y media?
- Con estas urgencias llegan integrantes de cualquier clase social.
- ¿Qué pasos se siguen a la hora de permitir el retiro del hospital?
- Se busca a los padres... Cuando los chicos llegan, no saben decir dónde viven ni su número de documento.
- ¿Qué dicen los padres cuando se enteran?
- La reacción de muchos progenitores es espeluznante. Te dicen: “Es lo mismo de todos los días, no lo podemos controlar” y no más que eso. No les llama la atención, están acostumbrados. Queda en la nada, uno les recomienda que concurran a Salud Mental o lugares similares pero luego, de diez chicos, no ves ni a uno en esos ámbitos.
La doctora apuntó que los picos se dan a las 2 de la mañana y luego a las 5, los fines de semana.
Diego Bengoa