Simple. Tan simple como la sonrisa que se dibuja en el rostro de un niño cuando algo lo llena de alegría.
Sin vueltas...así es la magia de la plaza "Eva Perón" donde una serie de atractivos juegos y una gruta consagrada a la "Virgen Niña" (Patrona del barrio) se erige para delicia de los más pequeños y devoción de los fieles que cada mes se reúnen para venerar la santa imagen.
De descampado, utilizado como basural, a lugar de encuentro familiar se puede describir el desarrollo de una porción de terreno ubicado sobre la calle Puerto Rico, entre Figueroa Alcorta y Panamá, de barrio Las Playas, pensada exclusivamente para el disfrute de los más chiquitos y la pasión de los devotos.
Las reproducciones en pequeña escala de una avioneta, un auto de carreras, un tractor y hasta un imponente cohete plateado (¡hasta con instrumentos!), se distingue de otros lugares de la ciudad hoy olvidados por los niños y conquistados por los que hacen de los encuentros con drogas y alcohol, un culto.
Detrás de la historia de la plazoleta sus "juegos creativos" y la "grutita", se encuentra el principal impulsor del espacio público y constructor de los entretenimientos infantiles: Carlos "Coco" Moroncini, "un vecino más" como él se define.
"Cada uno hace lo que le gusta y a mí me gusta ver la felicidad de la gente", dice nuestro entrevistado.
"Todo lo que he hecho por la plaza lo he hecho por un interés: contribuir para que la gente disfrute de las tres sonrisas", enfatiza "Coco" antes de describir el significado de este particular concepto.
"El instante en que los niños sonríen en la plaza, genera en los que están con ellos esa sonrisa que no se compra en ningún lado, que no es forzada... una sonrisa del alma, compartida entre los chicos y sus padres, abuelos o quienes los acompañen. Saber que eso ocurre me hace feliz y sentirme realizado en mi vida", subraya Carlos mientras abraza a María Elena, su esposa y compañera de toda la vida.
Como un punto de encuentro familiar, los fines de semana decenas de personas acompañan a sus hijos para jugar con ellos.
"Desde gente con cal en su ropa hasta aquel que, con corbata y saco, ve a su niño jugar en la montaña de tierra, en el caballito de lata, en definitiva comparte tiempo con sus hijos. Esto es para ellos, sin distinción de clases, sólo para disfrutarse desde y con el alma", expresa Coco.
"Hacer llorar es muy fácil, hacer reír no. Yo vi este objetivo hace muchos años y le dedique fuerzas y trabajo para que a la plaza no le faltara nada", dice Carlos.
Muchos colaboraron. Los chicos de la escuela (Arturo M. Bas) con la colecta para adquirir la imagen de la Virgencita, el municipio para llevar adelante las obras que se hicieron y los vecinos que hoy pueden disfrutan del lugar de esparcimiento y fe.