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De izquierda a derecha, Carolina Znojir (periodista), Celeste Trucco (diseñadora), Mary Aráoz y Alicia Darsie (estudiantes), Silvana Orbe y José “Pepe” Trucco (productores) |
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Un grupo de alumnos y profesionales de la carrera de Desarrollo Local y Regional de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) puso en marcha un proyecto de agregado de valor en la cadena ovina.
La iniciativa empezó con el objetivo de dar “valor económico y social a nuestra producción”, relató Mary Aráoz, una de las alumnas de la carrera y tendrá su primer paso el sábado, con un taller de capacitación (ver recuadro).
Desde ese punto de partida, fueron sumando eslabones con espíritu solidario y voluntad de hacer.
El primer eslabón de la cadena fue el productor José “Pepe” Rubio y su mujer, Silvana Orbe.
Ellos forman parte de un grupo de Cambio Rural del INTA y tienen entre todos alrededor de 1.200 ovejas.
“La lana no tiene precio. Es imposible venderla porque el volumen que juntamos (tres mil kilos por año) hace que sea costosísimo trasladarla a los centros urbanos donde se la procesa”, dijo Rubio.
Hace dos años que formaron el grupo y en 2008, ya no pudieron comercializar su producto. “Es difícil hasta quemarla y si la almacenás, la terminan comiendo las lauchas”, señaló Rubio.
Desde esa realidad, ofreció financiar los vellones al grupo para que lo pueda hilar, lavar y teñir y él recién cobraría cuando se venda el producto terminado.
Pero la idea es dar un paso más y convertir la lana procesada artesanalmente en productos terminados de calidad. Para ello cuentan con el apoyo invalorable de otro eslabón de la cadena: la diseñadora Celeste Trucco, egresada de la academia de Roberto Piazza y que tiene un espacio independiente en la ciudad en la calle Santa Fe 1432.
“Pensamos que se puede trabajar con tejidos y también con fieltro, que se hace a partir de darle presión con calor al vellón de oveja”, explicó Trucco.
Cabe señalar que el fieltro se utiliza para distintos diseños, pero especialmente, se pueden hacer alfombras “las que son especialmente buscadas porque son ignífugas, es decir, que no se prenden fuego con facilidad”, explicó el productor Pepe Rubio.
Otra de las integrantes del grupo es Alicia Darsie, quien además de estudiante de la carrera de Desarrollo Local, es productora orgánica. “Nosotros queremos rescatar saberes que se han ido perdiendo con el tiempo y que nos pueden ayudar a que todos los argentinos tengamos la panza llena y plata en el bolsillo”, dijo.
En ese sentido, es que harán talleres de lavado de lana con técnicas mapuches, totalmente artesanales.
Actualmente, no se puede procesar la lana en Villa María porque los sistemas de lavado están en Buenos Aires y otros centros urbanos alejados de la región, haciendo antieconómico el traslado de la materia prima.
“Además, queremos que se genere trabajo y recursos, para que muchas personas puedan desarrollar actividades independientes y rentables”, explicó Darsie.
“Lamentablemente en Argentina nos pasa que vendemos los comodities al exterior y compramos carísimos los productos terminados. Queremos revertir esa situación”, dijo.
Finalmente, Aráoz destacó la importancia de la carrera que actualmente cursan porque puede “generar proyectos de desarrollo que permita mejorar la situación económica de muchos que hoy están excluidos del sistema laboral tradicional”.
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