La crisis desatada en la Mutual CAYFA (Club Atlético y Filodramático Alicia) envuelve en una pesada incertidumbre a más de 100 empleados de las diferentes firmas. El reclamo por parte de los ahorristas por un default de 85 millones de pesos puede dejar en la calle a una parte importante de los trabajadores.
La entidad fundada hace 15 años en los principios de la economía social tiene entre las siete filiales de las localidades de Alicia, Las Varillas, Pozo del Molle, Sacanta, Las Varas, Calchín y Luque; más los de la empresa CAYFA SA (planta láctea y división frigorífico), CAYFA SRL (concesionaria de motos) y La Diamela, unos 120 trabajadores. El jueves pasado, los ahorristas que desde la puerta del salón del club “Filo” seguían las alternativas de la Asamblea Extraordinaria que decidió aprobar el llamado a concurso preventivo, manifestaron su claro desinterés por estas fuentes de trabajo y el destino de esas personas. A pesar de esto, el contador rosarino Norberto Dichiara, contratado como auditor externo para alcanzar una salida a esta situación estresante para la comisión Directiva y los propios socios que se fueron llorando de ese encuentro viendo cómo su institución se hunde, plantean una solución. Difícil, casi insostenible, pero al fin alternativa para unos pocos.
Dichiara sostuvo que la entidad Mutual debe seguir prestando servicios y mantener su estructura en cuanto a las filiales, ya que el cierre de las mismas significaría el no cobro de los créditos regulares que se encuentran “en tránsito”.
En cambio, respecto a la firma láctea (ésta ubicada en Alicia) y la planta procesadora de tripas que se utilizan para chacinados (que se encuentra en Trinchera), se buscará el gerenciamiento por parte de terceros.

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El auditor externo, indicó a EL DIARIO que “hay un trabajo profesional que se está llevando a cabo”, y explicó los pasos a seguir que contempla a los trabajadores.
“Estamos buscando alguien que gerencie Trinchera, ¿creen que es fácil encontrar a alguien que asuma riesgos a pesar de que se lleve el 100% de la ganancia? La historia marca que este tipo de gerenciamiento a través de la Mutual no fue la mejor decisión”, sostuvo.
Respecto a las fuentes de trabajo, aseguró que “todas las posibilidades de gerenciamiento incluyen el mantenimiento de los puestos de trabajo”.
Respondió además sobre la rentabilidad de estas empresas: “Si cada emprendimiento dio ganancia, bárbaro. La realidad es que no muestran las ganancias que se estimaban. Entonces éstos se llevaron a cabo con financiación de la Mutual, que son créditos que se les dio a esos emprendimientos. Por eso hay que desmembrarlos y devolverles la plata a los socios”.
Sobre quién devolverá entonces esos créditos, si serán las gerenciadoras, Dichiara se despachó con la afirmación: “Sí, en el caso los créditos que hay con la Mutual en la venta de motos, la deuda es igual al stock. O sea que vendiendo esas unidades se paga (la deuda o crédito)”.
“En el caso de Trinchera tenemos el inmueble, la maquinaria y el alquiler del lugar donde esto se lleva adelante” (un predio totalmente restaurado y con importante inversión por parte de CAYFA).
“Las empresas se llevaron adelante con el objetivo de sostener fuentes de trabajo, pero nadie puede asegurar que una planta láctea pueda ser rentable con 50 mil litros, a lo mejor es rentable a partir de 500 mil, lo que quiere decir que estamos sobredimensionados”, añadió.
En otro pasaje, Dichiara asumió que “siguen funcionando el gimnasio, pero con contrato hasta el 31 de agosto, en Las Varillas hay que vender los aparatos; hay un campo alquilado, lo desalquilamos, pero nadie dice dónde ponemos las vacas… Dejamos de vender motos, pero qué hacemos con las motos que tenemos, dejamos de comprar, ésa fue una decisión criteriosa”.
El acta de la asamblea del jueves, indicó Dichiara, se presenta ante el juez en San Francisco, lo que frenará el pedido de quiebra impulsado por un abogado de esa misma ciudad. Mientras tanto, los trabajadores cargan en sus espaldas los vaivenes de las decisiones que tomará la comisión Directiva, los pasos judiciales y las negociaciones “inclusivas” de mantener sus puestos, con un descreimiento que empaña los principios, lleno seguro de buenas intenciones.
Franco Gazzoli