Técnicos del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (Imyza), del INTA Castelar (Buenos Aires), crearon dos bioinsecticidas especiales para erradicar al dengue y al Mal de Chagas, sin presentar riesgos para la salud humana. Además de su inocuidad, los bioplaguicidas probaron una efectividad del 98% para combatir a los insectos que transmiten esas enfermedades: el mosquito Aedes aegypti y la vinchuca. Ambos son muy competitivos en precio y calidad con los mejores productos de importación.
Este desarrollo contó con el apoyo financiero de la Fundación ArgenINTA –que cedió 275 mil dólares– y se realizó a partir del concepto de control microbiano de plagas, anticipado por el químico Louis Pasteur a mediados del siglo XIX. Pasteur comprendió que, si los insectos también padecen enfermedades, éstas podrían utilizarse para controlarlos. En este sentido, los bioinsecticidas creados por el INTA se basaron en bacterias y hongos entomopatógenos, microorganismos que enferman y eliminan al vector.
Los experimentos realizados en condiciones simuladas de campo indicaron una excelente eficiencia de control inmediato y muy adecuada persistencia de las dos formulaciones: como polvo mojable y otro como suspensión líquida.
“El objetivo fue desarrollar un bioinsecticida con la utilización de insumos que sean más baratos y puedan competir con los importados”, dijo el director del Imyza, Roberto Lecuona, quien explicó que este producto hecho a escala nacional costaría alrededor de 90 pesos por litro, la mitad de lo que cuesta su equivalente extranjero.
En esta línea, el descubrimiento de bacterias entomopatógenas del género Bacillus marcó el camino para cerrar el avance del dengue, que sólo puede combatirse mediante el control del vector.
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El cambio climático, que trajo aumentos de temperaturas y lluvias, estimuló la expansión de las enfermedades que generan los virus transmitidos por artrópodos y amplió su extensión geográfica. En la Argentina, que actualmente experimenta el pasaje de un clima mayoritariamente templado a uno subtropical, este escenario significó una escalada en la transmisión de enfermedades como el dengue.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, durante este año se reportaron 5.164 casos de dengue confirmados por laboratorio. Chaco, con 2.900 casos, fue la provincia más afectada, seguida por Salta (1.040), Catamarca (939) y Jujuy (283).
El uso y abuso de insecticidas químicos podría causar graves daños en el ecosistema, como la contaminación de acuíferos y la consecuente afectación de todos los organismos vivos. De ahí, la importancia de contar con un bioinsecticida totalmente inocuo para la salud humana.
“Recordemos que es un bioinsecticida que se pulverizaría sobre los bancos de agua para matar las larvas del mosquito y no el mosquito adulto, y esto hace que el ciclo biológico del mosquito se corte”, indicó el director del Imyza.
Siguiendo con su explicación, las larvas del mosquito Aedes Egypti son exterminadas a partir de la bacteria Bacillus thuringiensis israelensis. Para aplicarlo, sólo es necesario diluir el larvicida y esparcirlo en la zona a tratar. Su rápida acción letal tiene lugar entre 24 y 48 horas, “con registros de efectividad comprendidos entre el 95% y 98%”, señaló Lecuona.
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