Escribe: Silvina Scaglia, Lic. en Nutrición

Nuestra época es la más desventajosa para mantener un peso adecuado: variedad y oportunidad de acceder a alimentos ricos en grasas e hidratos de carbono por un lado, y mayor comodidad con menor movimientos por el otro. Esta combinación es una de las principales causas de la obesidad. Aún llevando una dieta balanceada la falta de ejercicio además de traer a largo plazo innumerables perjuicios para la salud es una de las causas de los famosos “estancamientos” en el descenso de peso, además, es la gran responsable de la obesidad localizada y de la pérdida de masa muscular.
Lo importante no es sólo empezar a moverse, sino mantener a lo largo del tiempo cualquier tipo de programa de ejercicios o realizar el deporte que le agrade, hasta que se transforme en un hábito para toda la vida.
Los cambios drásticos nunca dan resultado, es mejor hacer poco pero con constancia, a empezar haciendo mucha actividad física que se abandonará pronto.
La actividad física ya no es una opción más, sino un componente esencial del camino hacia la buena salud. Pero hay que alejarse de aquella idea de que debemos convertirnos en una especie de campeón olímpico o si no resignarse al sedentarismo. El secreto está en marcarse objetivos relacionados con la vida de cada uno, evaluar las propias posibilidades y encarar un plan físico adecuado, que suele ser mucho más sencillo de lo que se cree.

Hasta nuestro próximo encuentro...