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Un momento del encuentro de historiadores en la Sociedad Luz-Universidad Popular |
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Escribe:
Jesús Chirino
El sábado 22 del corriente mes, en el barrio de Barracas de la ciudad de Buenos Aires y con la participación de EL DIARIO tuvo lugar el encuentro denominado “La Clase Obrera recupera su historia construyendo el presente y proyectándose al futuro”. La convocatoria fue realizada por el Grupo del Programa de Investigación Sobre el Movimiento de la Sociedad Argentina -PIM SA- la Central de Trabajadores de la Argentina y la Sociedad Luz -Universidad Popular.
Encuentro de
historiadores
Los más de cincuenta asistentes deliberaron en uno de los salones de la Sociedad Luz-Universidad Popular, institución creada por los socialistas del Siglo XIX como parte de un programa de transformación social. Ambito pensado para la actividad cultural y el apoyo a los sindicatos en pos de la elevación de la clase trabajadora. Entre las figuras emblemáticas de ese proyecto tan caro para la historia de los trabajadores se destaca el doctor Juan B. Justo que, recordemos, vivió en nuestra zona.
Durante varias horas, con la coordinación de Víctor de Gennaro, especialistas provenientes de Santa Cruz, Córdoba, Misiones, Santa Fe, La Pampa, Mendoza, Río Negro, Buenos Aires y Capital Federal presentaron los trabajos que vienen desarrollando en sus lugares de trabajo. Muchos de los participantes son historiadores con dilatadas y prestigiosas carreras desarrolladas en ámbitos universitarios y centros de estudios argentinos y extranjeros. También fueron de la partida docentes, dirigentes sindicales, bibliotecólogos y un amplio arco de personas dedicadas a rescatar, investigar, documentar y tratar desde lo pedagógico temas relacionados con la convocatoria que destacó la recuperación de la idea de centralidad de la clase trabajadora como motor de las transformaciones sociales.
Existe otra historia
No se nos escapa que en la construcción de la historia no pocas veces se intuye el discurso del poder que puede verse en una escritura asociada a disputas tanto del poder político como el cultural, con la intencionalidad de lograr promover, construir o censurar formas de ver la realidad y los procesos sociales. Es decir el relato histórico como generador o partícipe en la construcción de determinadas visiones del mundo, coherentes con los intereses de grupos sociales en el poder. Advertidos de esto es que puede avizorarse el claro interés que existe en producir determinados discursos históricos que justifiquen las relaciones de fuerzas que sostienen como dominante a quienes escriben los mismos. Puede comprobarse esto realizando un simple repaso de las distintas escuelas históricas que tuvieron vigencia en diferentes etapas del país. Es así que podemos ver cómo a lo largo de los años se han repetido “historias” al servicio de determinados intereses. Así es que podemos recordar la construcción de nuestros próceres como hombres de bronce sin errores, también la ignorancia de la importancia de la acción femenina, el desconocimiento de lo colectivo en el proceso histórico en pos del resalte de figuras individuales. Son éstos algunos ejemplos de la elaboración de una historia acorde a los intereses del poder que también ha capturado la manera de construir ese saber, cuestión de la que no sólo han participado los historiadores no profesionales, sino también aquellos que participan del mundo académico. Estos, incluso, pueden dejar de considerarse como intelectuales insertos en lo social para construirse como comunidad de historiadores que se limitan al desarrollo de una disciplina muy profesionalizada. Es esta una problemática que también se presenta en la historia local y regional. A ese nivel también existen quienes escriben una historia que ignora el conflicto social, que ensalzan los hombres del poder, desconoce lo colectivo y el especial protagonismo de la clase trabajadora. Por ello es necesario trabajar para sacar a la luz pasados olvidados, poner de relieve los procederes de quienes detentaron el poder y rescatar el esfuerzo de aquellos que lucharon contra las peores de esas estrategias.
Acuerdos
En la Sociedad Luz, después de compartir colectivamente los trabajos desarrollados, se coincidió que la historia de los trabajadores es una “historia proscripta” en los ámbitos académicos oficiales, se debatieron y acordaron las iniciativas que se sostendrán colectivamente a fin de dar respuesta a los objetivos de la convocatoria. Entre otras cosas se acordó organizar un colectivo, que comparta los distintos listados de trabajos, espacios y actividades que se desarrollen. También se convocó a un encuentro, para marzo de 2010, denominado “La clase obrera y el Centenario, lecciones y desafíos del presente”, con el objeto de rescatar las luchas de la clase trabajadora en el primer centenario y su proyección en la actualidad. Por otra parte se decidió participar del “X Encuentro Sindicalismo y Ciencias Sociales” a llevarse a cabo en la ciudad de Rosario en mayo de 2010.
Para concluir esta nota podemos recordar aquello que dice el historiador Adolfo Gilly cuando señala: “Si las relaciones sociales son relaciones de fuerza y si la historia es historia de la lucha entre clases y los grupos sociales, tomar partido no exige falta a la objetividad. La parcialidad más interesada por algunos de los intereses de lucha, requiere al contrario buscar veracidad de los hechos y rechazar la falsedad con la misma severidad con que el investigador de la naturaleza toma en cuenta los resultados experimentales que confirman sus hipótesis como aquellos que las desmienten”. De allí la importancia del encuentro en la Sociedad Luz para que historiadores coordinen actividades que permitan, como dijimos, sacar a la luz importantes historias olvidadas.
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