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Emanuel Báez dijo que las leyes están para ser cumplidas y remarcó que hay que controlar la venta de bebidas alcohólicas a menores |
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“No quiero que se piense que hay algo turbio en mi pub ni que la clausura fue impuesta por vender alcohol a menores o algo así, porque no es cierto. Fue un problema de factor ocupacional.” Emanuel Báez (24), propietario del restó bar William and the Monky, dialogó con EL DIARIO ayer a la mañana, poco después que el Juzgado de Faltas levantara la clausura dispuesta en las primeras horas del sábado.
“Hubo exceso de gente, y no supimos manejarlo. La Municipalidad actuó bien, porque estábamos desbordados”, explicó el joven comerciante.
Emanuel remarcó que está en contra de la venta de bebidas alcohólicas a menores y adelantó que hoy participará de una nueva reunión dispuesta por el Ejecutivo sobre la problemática de la noche.
Con serenidad, Báez indicó que había muchos clientes en el reducto situado en Mitre y Entre Ríos y que la ordenanza estipula que en los restó bar sólo puede haber una persona cada tres metros cuadrados, “lo que permitiría que sólo 30 personas ingresen al local, siendo que somos nueve los trabajadores”. Por eso, consideró que “debe cambiarse la reglamentación”.
“Reconozco que el viernes a la noche, la situación se me fue de las manos. Es la primera vez en dos años que colocan las fajas de clausura”, subrayó. “La imagen de William cerrado de esta manera, me dolía. Y no quiero que piensen cosas extrañas, porque es un lugar tranqui, donde acuden mayores”, señaló.
“Hay que controlar”
Báez se preguntó si es coherente que después de las 23, no se pueda conseguir alcohol en ningún quiosco, supermercado y demás. “Un padre de familia puede querer tomar un vino después de esa hora. Y el alcohol, además, si no se consigue por un lado se consigue por el otro”, advirtió.
No obstante, sostuvo que “hay que controlar la venta en menores”. Además, recalcó que “los mayores deben tener conciencia de la problemática”.
“No hay que venderles a menores y si consumen en una casa, que se haga cargo el padre. El joven borracho siempre predispone al lío, ésa es la verdad. Por eso, y no quiero que se tome como discriminatorio, en William no ingresan menores”, a excepción de cuando hay cenas, ya que el local abre sus puertas a las 20.
Sobre la droga, apuntó que “es un tema sensible” y que trata de manejarse con personal de seguridad. “Sería hipócrita si dijera que en el pub nadie se droga”, manifestó.
William volvió a abrir las puertas y Báez baraja la posibilidad de hacer un entrepiso, para ampliar el factor ocupacional.
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