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Musso, del Instituto Provincial de Alcoholismo y Drogadicción, disertó anoche ante una importante cantidad de padres |
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Tras el testimonio de David, de Alcohólicos Anónimos, la licenciada María Teresa Musso advirtió que “si la comunidad no hace algo concreto, la historia será mucho más grave”. Fue anoche, en los altos del Teatro Verdi, en una charla sobre el alcoholismo en la adolescencia organizada por el Gabinete de Calidad de Vida de la Cooperativa Comunicar, editora de EL DIARIO.
La profesional expuso algunos puntos “que parecen obviedades pero uno los encuentra como una constante” en los padres. Son déficit a tener en cuenta.
En primer lugar, indicó que no hay que alarmarse. “¿Quién no tuvo dificultades en la comunicación con un hijo?, expresó para graficar que es algo común. Luego, remarcó que “si tenemos un papá o una mamá que juzga, que da demasiados consejos, los chicos se sienten atacados, agredidos, no entendidos”.
“Hay padres que parecieran que han hecho un apostolado, que saben todo. No existe eso del referente sobre lo que fuimos nosotros en nuestra época, eso de decir ‘yo hice esto’ o ‘nosotros hacíamos esto’. A eso hay que dejarlo para hablarlo con nuestros pares, no con nuestros hijos”, remarcó.
También advirtió como negativo el hecho de ser “autovirtuoso o hipócrita”. “Hay mucho de esto en los sistemas familiares de los pacientes. La hipocresía es eso de ‘sí pero no’, algo común en estos tiempos”.
Luego, la doctora recalcó que no hay que tomar a la ligera los problemas de los hijos. “Si a los 14 años, viene y nos dice que tiene un grano en el rostro, hay que prestarle atención, porque para ellos ese grano es algo dramático porque está en su cara.”
Finalmente, expresó que existe una incongruencia entre lo que dicen y hacen los progenitores.“Cómo hace un chico para aceptar normas familiares, cuando quizás observa que en su casa hay un televisor que cuesta cinco mil pesos pero que el padre lo compró en mil; no necesariamente es un objeto robado, pero queda en la nebulosa, y al chico le provoca distorsión”.
“No nos hacemos cargo”
Musso advirtió que las adicciones aparecen asociadas a la muerte, pero que sin embargo “no nos hacemos cargo. No sé muy bien los porqués... Generan temor, profundo dolor en los padres”.
“La adicción es una transgresión. Para transgredir necesitamos atravesar tres leyes. Una, real, que es la Justicia, la Policía. Otra, la simbólica, en la cual únicamente la función la cumple el padre y no hay madre que valga. Tercera, una ley virtual, que son los valores, las creencias, el modelo de mundo que uno se arma, y que confronta con las otras dos.”
Musso apuntó que la demanda de atención para adicciones creció un 14% en la última década, “lo cual es muchísimo” y dijo que en 2004 “comenzamos a verlas en la etapa infanto- juvenil”.
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