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La tucura quebrachera, una langosta que no es tal |
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Con el recuerdo fresco de la invasión de tucuras registrada en 2008 y que generaron cuantiosas pérdidas en diversas regiones del país, el INTA participa activamente del recientemente lanzado Programa Nacional de Monitoreo y Control de la Tucura.
El insecto es similar a la langosta, muy voraz, con alta capacidad de multiplicación, bien preparado para trasladarse y una dieta puramente fitófaga. Si las condiciones ambientales le resultan adecuadas, puede convertirse en una seria amenaza para la producción vegetal y provocar otra vez pérdidas.
Por eso, el Programa busca generar acciones que contribuyan a facilitar el manejo de la plaga, mediante la reducción de su posible manifestación e incidencia en el territorio nacional y sus potenciales daños en la producción agropecuaria local y regional.
La comisión, posibilitada mediante el apoyo financiero de la Sagpya, está conformada por referentes de 14 provincias, del Senasa y del INTA. Estos dos organismos son los encargados de implementar el programa en todo el país.
“El tema de la tucura empezó cuando en otoño del año pasado hubo ataques realmente muy fuertes en gran parte del país que ocasionaron pérdidas”, explicó el referente institucional del programa, César Salto, desde el INTA Rafaela (Santa Fe).
“La mayoría de las tucuras atacan directamente a las pasturas naturales y a las cultivadas. Comen todo lo que se cruza en su camino, con preferencia por las gramíneas”, completó.
Sólo en Santa Fe hay alrededor de 30 o 35 especies de tucura “que se comportan de modos diferentes y tienen distinta cantidad de generaciones”, comentó Salto. Por ser un complejo de especies, entonces se habla de la tucura y no de las.
Salto detalló que, dentro del convenio firmado entre los organismos estatales y las provincias, el aporte del INTA se basa en los conocimientos técnicos de esta plaga: cómo funciona, cómo se reproduce, cómo se monitorea y cómo se controla.
Como los nacimientos dependen de las condiciones ambientales, que son variables, los monitoreos están orientados a identificar el momento en que se producen.
“Tuvimos un invierno relativamente frío, del principio de junio hasta la semana pasada cuando empezaron los calores. Entonces, supuestamente, en la zona de Córdoba, Chaco, Santiago del Estero y Santa Fe se van a atrasar un poco los nacimientos”, dijo Salto.
Esos monitoreos se hacen en todo el país, según ciertas pautas y normas. La información se carga en el Sistema Nacional Argentino de Vigilancia y Monitoreo de Plagas y a partir de ahí se dan las alarmas.
“En el ámbito del proyecto, el INTA realiza talleres para las provincias que no están capacitadas técnicamente”, aclaró el especialista. Esas capacitaciones implican, además de los muestreos y nacimientos, “el análisis de los niveles de daño y las situaciones características para hacer controles”.
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