Un joven de 28 años de edad, confeso adicto a las drogas y presidiario reincidente, comenzó a ser juzgado ayer en la Cámara del Crimen de Villa María por dos hechos contra la propiedad y otros tres de violencia familiar.
Se trata de Luis Eduardo Manna, alias “Manita”, quien se encuentra privado de la libertad desde los primeros días de enero, imputado como presunto autor de “encubrimiento”, “robo”, “amenazas reiteradas”, “lesiones leves” y “coacción”.
Manna debió sentarse en el banquillo de los acusados por cuarta vez en menos de ocho años, ya que a mediados de noviembre de 2000, fines de mayo de 2001 y principios de setiembre de 2004 fue juzgado y condenado por una veintena de hechos delictivos (ver “Antecedentes”).
A poco de comenzada la audiencia de debate y tras la lectura de la pieza acusatoria, el joven prestó declaración y negó haber cometido los hechos contra la propiedad que se le atribuyen, y en relación a los episodios de violencia que tuvieron como víctimas a su padrastro y a su ex esposa, el imputado se defendió diciendo que su adicción a las drogas (en especial a la cocaína) lo pone nervioso y lo lleva a violentarse.
Dijo también que es su intención hacer un tratamiento para curarse definitivamente ya que empezó varios, pero que nunca pudo dejar de consumir.

Los hechos

Entre mediados de diciembre del año pasado y el 4 de enero de 2008, y conociendo su procedencia dolosa, Manna habría recibido -de sujetos no identificados- una aspiradora de toner para fotocopiadoras, propiedad de Walter Silvio Barrera, a quien se la sustrajeron el 19 de diciembre de 2007, alrededor de las 21, sin ejercer fuerza sobre su vehículo, cuando se encontraba estacionado sobre la avenida Hipólito Yrigoyen al 200, entre Mendoza y Entre Ríos.
En tanto, en horas de la tarde del mismo día 4 de enero de este año en el domicilio de César Ezequiel Martínez, sito en San Juan 657, departamento B, Manna habría forzado un postigo y del interior de la vivienda habría sustraído un monitor Samsung de 17 pulgadas, dos parlantes, un teclado y el CPU, dándose a la fuga en un remise.
Finalmente, en fechas no precisadas, pero contemporáneas a los otros hechos, Manna amenazó a su padrastro, Alberto Abel Ceballos, y lesionó a su ex esposa, Sonia Elizabeth Scavarpa, a quien también coaccionó y profirió amenazas tras haber desobedecido a la autoridad por violar una orden judicial de restricción que le impedía relacionarse o molestar a la joven, e incluso acercarse a menos de 200 metros de su casa.

Testimonios

Además de la declaración de Manna, el tribunal receptó los testimonios de los damnificados Barrera y Martínez, como así también del vendedor de diarios y revistas Antonio Pedro Gudiño y del policía Juan Enrique Abrigo, quienes expusieron en relación a los delitos contra la propiedad que el acusado niega haber cometido.
El testigo Gudiño dijo que el día del robo a Martínez fue a su casa a llevarle una revista y vio a una persona subirse a un remise cargando una computadora, pero en la audiencia no pudo reconocer a Manna “por el paso del tiempo”, según precisó.
Para hoy, a partir de las 9, está previsto que declaren otros seis testigos y es probable que los alegatos y la sentencia queden para mañana.
El juicio es presidido por el camarista Héctor Roberto Fissore y cuenta con la participación del fiscal de Cámara subrogante Horacio Pedro Vázquez y del asesor letrado Juan Antonio Rusconi (ejerce la defensa de Manna), mientras que el secretario actuante es Roberto Aníbal Jue.
Luis Manna nació en Villa María el 11 de junio de 1980 y al momento de ser detenido (en enero pasado) se domiciliaba en el edificio donde funcionó el Hotel Moderno, sito en avenida Hipólito Yrigoyen al 200, entre Mendoza y Entre Ríos.

Antecedentes

El 17 de noviembre de 2000 fue juzgado en la Cámara del Crimen villamariense por nada menos que 17 acciones delictivas y condenado a tres años de prisión en suspenso.
En aquella oportunidad fue declarado autor responsable de “amenazas” (cinco hechos), “lesiones leves” (tres), “privación ilegítima de la libertad calificada” (dos), “resistencia a la autoridad” (dos), “violación de domicilio” (dos), “encubrimiento”, “coacción” y “portación de arma de uso civil”, imponiéndosele una pena de ejecución condicional por tratarse de un primario.
En tanto, el 31 de mayo de 2001 en el Juzgado Correccional se le impuso una pena de un mes de prisión por hechos “lesiones leves” y “amenazas calificadas” por uso de arma blanca, todo a raíz de una pelea callejera, aunque debió unificarse dicha condena con la anterior en una única sanción de tres años de cárcel, esta vez de cumplimiento efectivo.
Finalmente, el 3 de setiembre de 2004 nuevamente la Cámara del Crimen local lo juzgó por “amenazas calificadas” y se le impuso una pena de un año y seis meses de prisión, que fue unificada en cuatro años y tres meses, y declaración de primera reincidencia, con aquella aplicada en el Juzgado Correccional.
Cabe señalar que, siendo menor de edad, “Manita” tuvo numerosas entradas a la Policía por hechos de “lesiones”, “amenazas” y “robo”, además de distintas contravenciones, tales como “merodeo” y “resistencia a la autoridad”, entre otras.