|
|
|
|
|
|
|
Gabriela Viviana Rosso recibió a EL DIARIO en su casa ya que debe permanecer en reposo |
|
|
|
|
|
Gabriela Viviana Rosso recibió a EL DIARIO en su casa y narró las angustiantes vivencias que pasó en relación a su embarazo y las prácticas médicas a las que fue sometida.
“El 4 de agosto me presenté en el Hospital Pasteur con un embarazo de aproximadamente un mes. Fui a la Guardia de Maternidad, porque sentía fuertes dolores y falta de aire. Me mandaron a hacer una ecografía. Los doctores Eleonora Kessero y Juan Galvez le informaron al doctor Eduardo Bufadossi que el embarazo se había interrumpido”, expresó Rosso.
“Ese día me internaron y me colocaron suero con antibióticos para dilatar el cuello del útero. Al día siguiente, 5 de agosto, me despertaron para que me duchara rápidamente ya que a las 9.30 iba a entrar en la sala de parto. Me recostaron y se presentaron dos chicas y la doctora Cristina Bicego. Me abrieron las piernas de mala manera, colocándome un instrumento. Entonces llegó el anestesista Berrini, quien manifestó que sería bueno que lo dejara empezar primero a él, que él entendía la urgencia pero que todavía no estaba anestesiada.
La doctora Cristina Bicego ya había comenzado a colocarme parte de los instrumentos y yo sentía que revolvía dentro mío”, agregó.
“Le pedí que no quería ver nada, porque al ver tantas tijeras de todo tamaño me daba temor. Luego me pusieron la mascarilla y no recuerdo más nada. Esa fue la última vez que vi a un médico mientras estuve internada”, puntualizó.
“Me desperté sola en la sala de parto. Me trasladaron nuevamente a la sala en que me encontraba antes. A mi lado había dos chicas que habían dado a luz. Grande fue mi tristeza al ver que yo no iba a tener esa dicha. Sólo las personas que pasamos por esa situación tan desagradable, dolorosa y penosa, sabemos el vacío enorme que se siente, acompañado con el fracaso, el dolor y el odio a sí misma”, manifestó la mujer.
“Siendo el mediodía, me trasladaron a una sala común, donde la enfermera me comunicó que me daban el alta a las 18 y que si me quería retirar, que me retirara. Yo no veía la hora de salir. Creo que de la habitación a la salida fue el camino más largo que nunca había recorrido. Al salir, sentí que una parte de mí se quedaba adentro”, aseguró.
“Peor fue cuando tuve que volver al Hospital por los mismos dolores, sólo que esta vez además tenía pérdida y una gran amargura. Cada ruido o cuando alguien hablaba en voz alta, me asustaba. No estaba bien psicológicamente. Todo me afectó. Sin embargo, volví por los mismos dolores”, continuó Gabriela.
“Cuando le dije todo esto a Cristina Bicego, ella me revisó y me dijo que tenía el útero aumentado de tamaño y que eso era normal, que después de siete días podía tener relaciones, que todo estaba normal, que era un efecto de la anestesia. Que no me preocupara porque total lo que me había sacado no estaba desarrollado. Y que hiciera una vida normal, a pesar de mis dolores, tristezas y depresiones”, recordó.
Trabajar para olvidar
“Decidí trabajar, olvidarme, aunque sea por unas horas por lo que había pasado. Pero en el trabajo que yo hacía, que era de 17 a 7 de la mañana, mis compañeros veían que yo tenía dolores.”
“El viernes 28 de agosto fui a una clínica privada, ya que seguía con pérdida y dolores, y me encontré con Cristina Bicego. Le comenté todo el malestar que sentía y me mandó a hacerme unos análisis, ya que no me había cuidado. Pero ella me dijo que podía ser que me hubiesen quedado restos.”
“El 31 de agosto tenía los resultados. La bioquímica me aconsejó que fuese a la Guardia porque tenía una infección grande. Fui a la Guardia de la Clínica de Especialidades, donde todo comenzó de nuevo. Me atendió un residente y los doctores. Les mostré los estudios y les comenté del legrado que me había hecho Cristina Bicego en el Hospital. Cuando el médico vio los resultados me dijo que era imposible; o tenía restos o se habían equivocado y me habían dejado el feto. Me pidieron otra ecografía, estando ellos conmigo, el médico me dijo que mirara la pantalla.
Sinceramente, no quería mirar, ya que pensaba que eran los restos que me habían quedado luego del legrado. Grande fue mi sorpresa cuando vi a mi bebé moverse y cuando escuché los latidos de su coranzoncito. Fue la experiencia más sorprendente que pasé. Lloré sin parar; no entendía nada, me hacía miles de preguntas. ¿Por qué lo dieron por perdido si su corazoncito late? ¿Qué me hicieron? ¿Por qué? ¿En qué se basaron para cometer semejante error? ¿En manos de quién estamos? ¡Cuánto dolor pasó mi familia y mi bebé, ya que estoy embarazada de dos meses y una semana! ¡Qué daño psicológico que nos hicieron! Si vieran la carita de mi hijo de nueve años cuando le tuve que decir que el embarazo no pudo ser y luego que sí estaba embarazada, que había sido un error. ¡Todo lo que sufrimos! ¡Lo que lloró mi marido!”, expresó la mujer entre confesiones e interrogantes.
Le pide a Dios
“Hoy me encuentro en reposo, medicada por tener contracciones. Le pido a Dios que nos ayude y que este embarazo llegue a término. Cada mañana, al despertar, me reviso para ver si he tenido pérdida.
¡Cuánto dolor que pasamos por culpa de una profesional que estudió, se recibió y no supo distinguir entre la vida y la muerte. Acá hay una sola realidad: el corazón de mi futuro hijo nunca dejó de latir y por un médico irresponsable corrimos riesgos los dos, cuando me practicaron un legrado que nunca fue y al medicarnos.”
“Soy muy realista y estoy ansiosa de verlo nacer para sacarme todas las dudas, porque todos los que se enteraron me hacen una pregunta: ¿le habrá afectado todo lo que te medicaron?”, concluyó Gabriela Viviana Rosso.
La mujer explicó que se había decidido a contar todo lo sucedido por expreso pedido de sus seres queridos y “para que no le pase a otro lo que me pasó a mí”, manifestó.
Otras notas de la seccion Locales
Olaviaga y Bedano en el racimo de opciones
Los comicios marcados por la presencia de Zannini y Cavagnero en las boletas
"Ya no es factible sostener la imagen de familia dominante"
Entusiasmo y aprendizaje: lo que dejó la Feria de Ciencias
"Cada vez más niños se involucran en la ciencia"
|