Escribe: Jesús Chirino
El supuesto asesinato del mayor Larrabure fue, sin dudas, una importante bandera para quienes bregaron por la teoría de los dos demonios como manera de entender lo que sucedió en nuestro país en los años setenta. Hace una semana publicamos el reportaje que le hicimos a Carlos del Frade quien, mediante el desarrollo de una importante investigación, a más de treinta años de los acontecimientos, logró reconstruir los mismos mostrando que el mayor no fue torturado ni mal alimentado y mucho menos asesinado como dice la historia escrita por el sector afín a la derecha militarista.
Era subdirector de la Fábrica
Argentino del Valle Larrabure fue capturado cuando el ERP, en el invierno de 1974, tomó la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Villa María. Meses después fue encontrado muerto en las afueras de Rosario. Inmediatamente el Ejército Argentino señaló que se lo había torturado. De esa manera se iniciaba una maniobra política que, usando la difusión de versiones tergiversadas de los hechos, tendería a preparar justificaciones para el terrorismo de Estado que tendría su mayor desarrollo a partir de 1976. En aquella oportunidad el ERP respondió que “acostumbrado a torturar y fusilar a todo combatiente que cae en sus manos, el Ejército quiere justificar su miserable actitud atribuyendo falsamente a los revolucionarios los mismos métodos que él utiliza”.
Otro secuestrado
Cuando recién se iniciaba el día 11 de agosto de 1975, René Alberto Vicari fue secuestrado por el ERP. El comerciante estaba a punto de ingresar a su oficina en calle San Juan 2460, de la ciudad de Rosario. Tres hombres lo engañaron haciéndose pasar por integrantes de la Policía Federal , apuntándole con un revólver lo hicieron subir a su Renault Break. Luego de hacer un recorrido por la ciudad, atravesando el Parque Independencia, le vendaron los ojos, detuvieron la marcha y cambiaron de vehículo metiéndolo dentro de un cajón de madera. Le dijeron que tenía que hacer un viaje muy largo y por ello le ponían una inyección que le hizo perder el conocimiento.
Cuando Vicari despertó estaba en una pequeña habitación con una cama, un banquito y un inodoro de plástico. Allí le dijeron que había sido secuestrado por el Ejército Revolucionario del Pueblo y que pedirían un rescate de mil millones de pesos.
El comerciante notó que en el mismo sótano había alguien que tosía mucho y se quejaba por el volumen del aparato de radio y porque prendían el extractor de aire. Ese hombre era otro secuestrado, el mayor Argentino del Valle Larrabure. Una noche de agosto sintió un grito, luego alguien abrió la puerta de la otra habitación y una serie de sucesos le hicieron entender que los captores se sorprendieron por la muerte de Larrabure. Es allí que entran a su habitación y retiran todo aquello con lo que podría hacerse daño, obviamente no querían que él repitiera lo que había hecho el otro secuestrado. Días después, el 4 de setiembre de 1975, se dio cuenta de que ya no quedaba nadie en el edificio y pudo escapar del encierro.
Sólo la verdad
Como dijimos Carlos del Frade investigó sobre el tema y tres décadas después entrevista a sobrevivientes de aquella época que le hacen conocer que el expediente Nº 27.513, tramitado en el Juzgado Federal Número 1 de Rosario a cargo de Pedro Alegría Cáceres, se titulaba “Larrabure, Argentino del Valle - su muerte”. Luego se agregarían los expedientes 27.522 y 27.526. Claramente la causa no hablaba de asesinato.
Hasta aquí tenemos que otro secuestrado dio cuenta de la sorpresa que causó, entre sus captores, la muerte de Larrabure. Tampoco vemos que la causa judicial se inicie por asesinato. Por otra parte los sobrevivientes entrevistados por Carlos del Frade sostienen que hay datos que deberían estar incluidos en el expediente iniciado en Rosario pero cuyo rastro se perdió en Capital Federal hace bastante tiempo. Del Frade escribe que “La familia de Larrabure se merece la verdad y no que sea utilizada para justificar la histórica y falsa teoría de los dos demonios”
Según la investigación que referimos el calificativo de homicidio fue impuesto por los jueces federales de Capital Federal, Ramón Ojeda Febre y Daflis Niclison, al ordenarle a su par rosarino, Aguirre Stegmann, calificarlo como tal. Invención que se realizó a menos de un día después que el cadáver fuera encontrado en un baldío. Aún se practicaba la primera autopsia, a las ocho de la mañana.
Las estudios que se hicieron del cuerpo de Larrabure dieron cuenta de una persona bien alimentada y que no había sufrido tortura. Incluso en un informe elaborado, en setiembre de 1975, por los médicos forenses Avelino Do Pico y Guillermo Osman Dick se estableció que “no surgen lesiones producidas por el paso de corriente eléctrica”, al contrario de lo difundido por el Ejército.
Existen otros datos que corroboran la falsedad de la historia del asesinato.
La semana próxima publicaremos algunos de ellos.
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