Henry Cartier-Bresson dijo alguna vez: “Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje.” Cabeza, ojo y corazón; conjunción de elementos que posibilitan el sueño, el recuerdo y las sensaciones más emotivas.
Walter Carrera es un joven fotógrafo de Villa María, que apuesta a la fotografía social pero con una mirada atenta, capaz de poder inmortalizar, de una vez y para siempre, el momento justo e irrepetible de una gran ocasión. Fue notero de radio, periodista de las recordadas “La hoja del rock” y “Sr. Rock” y, más allá de estar terminando sus estudios de licenciatura, la capacitación constante y de manera autodidacta es una de sus prioridades. Ama Internet y gracias a esta herramienta agudiza su mirada con el conocimiento mutuo compartido en los foros de discusión con camaradas de toda Latinoamérica.
En su estudio de calle Buenos Aires, nos encontramos para mantener una charla sobre su creciente carrera.
—¿Cómo te iniciaste con la fotografía?
—Empecé con la fotografía luego de abandonar la Licenciatura en Administración. Quería estudiar Comunicación Social, pero como ya estaba en la UNVM, me cambié a Diseño (y Producción Audiovisual) sin saber bien qué había ahí dentro. Me enganchó Diseño por la fotografía, desconocía todo lo demás, que también me gusta, pero me quedo con la fotografía… Podría decir que siempre tuve un punto de vista fotográfico dentro de la carrera. En casa siempre estaba paveando con la fotografía; ahora que soy fotógrafo me acuerdo de algunas cosas, por ejemplo cuando una tía me regaló hace millones de años una cámara que era como una reflex, y yo sacaba fotos con un amigo en blanco y negro que nunca revelé; me gustaría saber qué fueron de esas fotos.
Siempre me tiró la fotografía, pero lo descubrí cuando estaba terminando la carrera, ahí me decidí y me compré la cámara; también por una cuestión de precios, un equipo de fotografía completo, sale mucho más barato que un equipo de vídeo.
En marzo de 2006 sale “La hoja del rock” y a todos los eventos los cubría con mi camarita. Aunque siempre trataba de ponerle un punto de vista un poco más profesional a las fotos, aunque lejos estaba. Durante todo ese año laburé con la revista. Después sale “Sr. Rock”, me fui afirmando de a poco y pensando que era la fotografía lo que yo quería hacer.
Hace unos años me compré mi primera cámara profesional, y a partir de ahí empecé a informarme sobre fotografía profesional directamente. Porque lo que tiene la carrera de Diseño es muy amplio y propone millones de cosas de lo que se puede hacer dentro de lo audiovisual: sonido, iluminación, fotografía… lo que sea.
—¿De qué manera te fuiste capacitando sobre la fotografía profesional?
—Estoy suscripto a un foro donde está lleno de fotógrafos latinos que, en su mayoría, trabajan en Estados Unidos y México, y que hacen una fotografía social. Todos los días suben fotos de lo que sacan, y si yo subo algo lo critican, y hay tipos muy grosos y muy dados, para nada cerrados; por ahí se cree que el fotógrafo se guarda el secreto del maestro, ¡no! los tipos te cantan la posta. Capaz que sea porque desde este lado no les representamos ningún tipo de competencia para ellos, no lo sé; pero a partir de relacionarme con esa gente empecé a ver cosas de distinta manera en la fotografía en general, de la imagen, del negocio… El error de muchos compañeros míos es el no hacer fotografía social, es lo que nos venden dentro de la Universidad, nos dan un status de licenciados y donde no podemos rebajarnos a sacar fotos en fiestas… o sea, nunca nos dicen lo contrario, entonces, es lo que se genera a veces. Yo pensaba diferente, yo decía voy a hacer fotografía social, porque es lo que a todo el mundo le rinde económicamente. Lo iba a hacer pero no como algo que me gustara, prefería estar detrás de una cámara aunque fuera sacándole a dos locos que se casan, que estar detrás de un mostrador vendiendo ropa y después ir a sacar cualquier pavada. Era mi visión, pero a partir de vincularme con esta gente, me di cuenta de que hay tipos grosos, artistas que se dedican a eso, y es una profesión muy digna y podés crear sacando fotos que son comunes. Ahí está el sentido, en hacer de algo que es común como un casamiento, algo espectacular.
—Es un cambio importante en la mirada de tu profesión.
—Es la influencia de esta gente. Es un desafío de modelo que está buenísimo, o estás en un estudio donde está todo controlado, si sabés medianamente de fotografía, la foto tiene que salir bien. Acá cuando el cura le dijo al novio que puede besar a la novia, y vos no sacaste la mejor foto que podías sacar, ya no la repetís, pierde la esencia; es un desafío poder hacerlo.
Nos estamos empezando a juntar un grupo de argentinos en Rosario y hay un chico que tiene muy buena onda y ha invitado a algunos fotógrafos de estos grosos a venir acá, ya en noviembre tenemos un workshop que es exclusivo para esta gente, con un brasileño que es Vinicius Matos, quien es considerado uno de los 10 fotógrafos más importantes de los que se dedican a fotografía de bodas. En febrero viene un mexicano que se llama Fer Juaristi, de nuestra edad y lo idolatramos porque hace unas cosas increíbles. Va a ser un Workshops para 20 fotógrafos y además se va a quedar tres o cuatro días donde nosotros vamos a estar ahí todo el tiempo, comiendo asado, compartiendo, y eso es muy enriquecedor. Siempre que nos juntamos, algunos saben más y otros menos, así salvamos dudas, yo me doy cuenta que mi fotografía cada día tienen un criterio más.
—Además de la fotografía social, ¿qué otro tipo de fotos hacés?
—El zumun de mi trabajo sería hacer fotografías de shows de rock, me estoy dando cuenta que hacer fotos de casamientos y 15 años también; pero me encantaría hacer fotos de bandas. Después, dentro del mercado de la boda hay una cosa que me encantaría también que se llama destinantion weddings o bodas en el destino, donde los novios se van a ciertos lugares turísticos para casarse. Todavía en Argentina no existe esa moda, se usa mucho en el Caribe; pero viniendo más a lo terrenal sé que este tipo de bodas suele hacerse, muy casualmente en Bariloche, en Mar del Plata, en Punta del Este, puede hacerse. Todavía no es una moda, pero si llegase a surgir, estaría buenísimo dentro de este ámbito.
También hay un estilo que se llama jornalista de bodas, que es contar la historia de una boda a través de la fotografía donde la presencia del fotógrafo no se hace evidente. Es como una nota periodística donde no se posa, hay que trabajar mucho, hay que contar con cierto equipamiento, hay que saber capturar los gestos, los momentos justos…
—Sobre todo porque no estás trabajando con gente que actúa, la gente no es la misma y es muy difícil, me parece.
—Se puede hacer, pero si no se sabe hacer bien, no sale. A lo que aspiro es a lograr eso, yo saco alrededor de 600 a 700 fotos en una noche, tomo la foto tradicional, la que todo el mundo va a querer y el resto lo trato de tirar para ese lado. También hay una cuestión de la gente porque todas esas fotos que yo saco, que me encantan y son las que pongo en blog, la gente nunca me las elige, elige la foto tradicional.
—Sucede que la gente tiene una visión de la fotografía tradicional que está muy arraigada y cuesta aceptar una nueva manera de ver las cosas.
—Por supuesto, es complicado desde muchos puntos de vista, desde lo técnico hasta el fotógrafo, de poder lograrlo y desde el punto de vista de la gente que entienda lo que estás haciendo. He visto trabajos completos, que realmente es como leer un diario, pero cuesta lograrlo y que lo acepten, porque se usa la luz natural, no se usan flashes, las sombras… bueno, es un tema, que por la costumbre choca al principio, pero estaría bueno que se fuera instalando. Me da mucha satisfacción cuando la gente elige estas fotos.
En Rosario, por ejemplo vas a buscar las fotos y te entregan el álbum terminado, no te consultan qué fotos querés; no creo que esté bien, está bueno elegir cierta cantidad, pero darle la posibilidad de que la gente pueda optar.
—¿Existen grandes cambios en la fotografía que dificulten la tarea de estar actualizados?
—Yo creo que el cambio más grande ya está hecho, que es el del pase de lo analógico a lo digital. Creo que lo importante es estar avanzado de criterio, estar a la vanguardia en cuanto a conocimiento o intentar estarlo, investigar, investigar, investigar... Me doy cuenta de que tengo que aprender cosas que no tienen que ver con la acción de sacar fotos, pero se relacionan con la fotografía, con el tema del blog, de Internet, por ejemplo. Creo que la exigencia es estar al tanto de todo lo que la tecnología ofrece. En Villa María si querés buenas fotos sabés con quien tenés que ir, o el “Pili” (Juan José Odino), Facundo (Costa) y tantos otros… ya la gente sabe quién saca buenas fotos, y si no querés gastar plata, también sabés a dónde podés ir; pero Internet está cada vez está más metida. Me puse a investigar cómo optimizar el blog para lograr mejores resultados con los buscadores, que se llama SEO (Search Engine Optimization); entonces vos buscás “fotógrafos de Villa María” y mi blog sale dentro de las primeras tres entradas. Es necesario estar actualizado en este sentido. Y en equipamiento, nunca vas a tener todo lo que necesitás, es lo que siempre charlamos con los demás fotógrafos; pero creo que lo importante es el fotógrafo, el criterio que uno tenga.
—Hay mucha gente que hace fotografía en Villa María,
—Está muy bueno el mercado en Villa María, porque la gente es exigente y paga. En realidad no sé si esta ciudad está sobrevaluada o los demás están para abajo, me parece que está bien, la gente no sabe lo que es hacer fotografía; no es que sea un trabajo pesadísimo, pero yo estudié para esto y le dedico de lunes a sábado, todos los días me levanto a las 8 de la mañana a editar fotos que saqué de la fiesta que pasó, a preparar la que viene… Después llega el fin de semana y me quedan cosas por hacer y por ahí la jornada del viernes en vez de ser de 8 horas, pasa a ser de 16 o lo que fuere. Además el sábado hay que trabajar. La gente a veces se asombra del precio, pero cualquier profesional y que trabaje 8 horas por día, todas las semanas, tiene un sueldo bien, entonces, por qué los fotógrafos, que somos profesionales, que invertimos en equipamiento que son re caros, que invertimos tiempo frente a la PC investigando, gastos en workshops, ¿por qué vamos a regalar nuestro trabajo?
—En la ciudad está la carrera de la UNVM (que no es una carrera de fotografía), las capacitaciones que se dictan en Foto/Espacio F5 y algún otro emprendimiento más, ¿cómo ves la influencia de estos lugares de capacitación?
—Me parece que el F5 está dando más fotógrafos que la UNVM, están los chicos de Ojo de Pez y hay varios más. Está bueno que esté la competencia, porque eso eleva el nivel, nos obliga a elevarnos a todos. Lo que veo de la Universidad, que siempre lo vi, es que como universitarios en otro nivel, estamos muy lejos de la realidad. Llegamos a un punto en que terminamos nuestra carrera y no sentimos vacíos; realmente el equipamiento que hay es buenísimo pero salimos a la calle y nos encontramos con nada. Ahí te preguntás ¿qué hago? Me duele un montón, pero es así. Creo que la cosa pronto va a cambiar. También con la televisión, estuve leyendo la nueva Ley de Radiodifusión, que está buena porque va a exigir que el 70% de la programación sea propio, entre tantas otras cosas. Eso va a obligar que haya más programación y, aunque sea mala, de a poco va a ayudar a que se vaya mejorando.
—¿Qué representa la fotografía para vos?
—Te digo una definición propia que tengo, me doy cuenta que la mejor fotografía es la que captura de la manera más sutil algún momento de la realidad. Esas son las mejores fotografías, un gesto que puedas capturar con tu cámara es la mejor fotografía, aunque esté un poquito quemada, aunque técnicamente no llegue a estar perfecta… Aldo Sessa, un reconocido fotógrafo, salió en una nota del Clarín donde decía que los fotógrafos dependemos de Dios para sacar la mejor fotografía, justamente eso, el momento del clic es mucho más que un segundo, y el poder capturar el momento justo, ésa es la mejor fotografía.
Yo me levanto y me acuesto pensando que más puedo hacer para mejorar mi fotografía, estoy ideando, estoy buscando, todo el tiempo, no sé si es una obsesión, un vicio o una “boludez”, pero es así.
—¿Y la música cómo se complementa con este arte?
—La música es buenísima, porque en todos esos momentos, salvo cuando duermo, siempre está sonando en mis oídos un rock and roll.
Parafraseando a Cartier-Bresson, podríamos decir que Walter puso en su mismo eje la imagen y la música, grandes pasiones que le encantaría conjugar. En sus sueños sigue presente la utopía de fotografiar a las grandes bandas del rock nacional; tuvo dos posibilidades que no pudo concretar. Quizás la tercera sea la vencida.
Esta es la foto de un joven profesional de la ciudad… la imagen de un fotógrafo.
Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com
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