Escribe: Fernando de Goycoechea
Habrá que ponerse a buscar, a indagar, a conocer, si algún equipo del interior puede empardar la inolvidable campaña que el Jockey Club coronó en el Estadio Córdoba.
Si bien es cierto que desde hace varios años los “verdes” de Juan Pigni han dado un salto de calidad más que significativo, la ya pasada temporada (desde la noche del sábado) significó el plasmar en la realidad cada uno de los objetivos a la que un equipo puede aspirar.
A los hechos me remito. Sólo dos derrotas en quince encuentros, invictos en su cancha, una de las defensas menos vulneradas, el más regular en cuanto a triunfos y por si faltaba algo: la escuadra con menos recambio de jugadores del certamen.
Y sí...los estudiosos del juego se rascan la cabeza tratando de develar la incógnita, el secreto del éxito del plantel que por un año atesorará el máximo cetro que ofrece el rugby provincial.
No bastará a los analistas con observar detenidamente cada movimiento táctico estratégico de los “hípicos” villamarienses para saciar el enigma.
Tendrán que detenerse sí, y con mucha atención en un aspecto que hace al rugby un deporte diferente: el factor mental.
Desde los vestuarios, el Jockey trae consigo unas ganas de ganar que no tuvieron rival este año.
La actitud de los quince jugadores que animaron cada uno de los encuentros, fue el puntal indiscutido que sostuvo una trayectoria intachable.
Nada pudo con la “cabeza” de los discípulos de Pigni. Ningún obstáculo interfirió en la concentración de los muchachos vestidos de verde.
Es más, la lucidez para sostener un libreto sin planteos rebuscados con tan sólo el ABC del juego, hizo la diferencia principalmente contra grandes conjuntos provinciales.
Así, con un plan más que simple y claro, la mente centrada en el objetivo, la dureza del camino hacia el título, creemos, se allanó.
Detrás, por supuesto, y sin dejar de tener en cuenta está también la labor física (de resultados excelentes) y el entrenamiento visible en cancha y gimnasio y el invisible (tiempos de descanso y recuperación).
También está lo hecho por dirigentes, allegados y todos los que siempre aportaron su grano de arena al proyecto deportivo.
Tremendo ejemplo dejan entonces los jugadores del barrio Roque Sáenz Peña. Seriedad, disciplina, concentración, voluntad, trabajo intenso para el desarrollo de aptitudes son un camino digno de recorrer para las futuras generaciones que nutran a los planteles superiores.
La historia dirá que Jockey gritó campeón en el Estadio Córdoba, pero entre nosotros...los “verdes” ya lo eran mucho antes del minuto cero.
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