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Los campeones |
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La espera en la puerta de la sede fue con gestos de ansiedad, con mensajes de textos o llamadas a los celulares “acaban de pasar Oliva”, decía una voz cuando ya era la 1 de la madrugada.
La espera se mitigaba con cánticos, bombas de estruendo y banderazos.
“Acá ganó todo el deporte de Villa María” decía Henry Rapetti, Director de Deportes y Turismo, mientras aguardaba junto a Eduardo Villegas, la llegada de los campeones.
“¿Sabes la cantidad de generaciones que pasaron y que deseábamos alcanzar esto? Es un sueño y una alegría inmensa para todos”, comentaba Daniel Climaco, con un sombrero de color verde, demostrando su amor por la entidad “hípica”.
Horacio Nonis, comenta con José Perazzolo “cuando logramos el primer ascenso en 1980 le ganamos a Taborín por 12 a 10 en Córdoba. El mismo resultado de hoy (por ayer).
A eso de la 1.30, alguien comenta, están entrando a Villa María, mientras leía un mensaje de texto en su celular. “Están en Salta y Alem”, dijo otro, al rato. Varios centenares salieron a buscar el colectivo que ingresó por Bulevar Argentino, luego por Vélez Sarsfield, después por Alem, hasta llegar a Plaza Centenario desde calle Santa Fe. Cuando iba pasando General Paz, eran varios centenares los hinchas que con rostros pintados, camisetas verdes y banderas comenzaron a saltar y gritar, mientras el colectivo avanzaba. “Dale campeón, dale campeón” gritaban los hinchas en la calle, y en el micro el plantel con rostros emocionados saltaban y cantaban.
El micro venía precedido por un auto de seguridad ciudadana y una unidad de Bomberos y se detuvo finalmente frente a la sede de calle José Ingenieros.
Cuando bajaron los jugadores, hubo lágrimas, emociones y abrazos con amigos y familiares.
También cánticos y dedicatorias. Enseguida un grupo “copó” un sector de la plaza Centenario y el grupo se transformó en una pirámide sobre la fuente ubicada en la esquina de Buenos Aires y José Ingenieros.
Primero fue el “dale campeón” y luego hubo otros cánticos dedicados a La Tablada, y para no ser menos, a sus “primos” del San Martín con el clásico “un minuto de silencio, para el Sanmar que está muerto” o el tradicional “el que no salta es de San Martín”.
El festejo siguió luego en el country, con choripanes y brindis, el bautismo de la Copa, con la bebida más popular de Córdoba y nuevamente el “dale campeón, dale campeón”.
La mayoría estaba ya sin voz, en algunos casos acompañaban algunos familiares, novias o esposas. Estaban varios dirigentes, jugadores y el cuerpo técnico, repartidos en distintas mesas cuando alguien acercó un par de ejemplares de EL DIARIO, recién salido de impresión y la mayoría se reunió para leer la tapa y la crónica del enviado especial a Córdoba. “Pero….¿cómo?, ¿Este ya es EL DIARIO del domingo?, preguntaban algunos jugadores, mientras de fondo, seguía escuchándose el “dale campeón, dale campeón”
La alegría y el festejo no se detienen, porque esto recién empieza.
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