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Más allá de ciertos límites, el orden puede constituir patologías |
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Acomodá tu dormitorio”, “nunca encontrás nada”, son frases que ponen el acento en las ventajas y la necesidad del orden en nuestra cotidianeidad. Sin embargo, más allá de ciertos límites, el orden puede constituir patologías.
Podríamos decir que existe un continuum ascendente desde lo que sería un “rasgo de personalidad obsesivo”, un “trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo” (TPO-C) y un “trastorno obsesivo-compulsivo” (TOC). Estos dos últimos, son cuadros patológicos que requieren abordajes terapéuticos.
La confusión diagnóstica puede disiparse si uno tiene presente cuáles son los síntomas fundamentales del trastorno obsesivo compulsivo (TOC): las obsesiones y las compulsiones. Ellas son ideas o impulsos intolerables para el sujeto (egodistónicas); mientras que los rasgos de personalidad obsesivos son egosintónicos, es decir, ideas o impulsos que son aceptados por el sujeto y raramente producen malestar.
s Trastorno de personalidad
obsesivo-
compulsivo
El trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo (TPO-C) se caracteriza por la preocupación por el orden, perfeccionismo y control, a expensas de la flexibilidad, desenvoltura y eficiencia.
Quienes lo padecen, fijan estándares muy altos y bregan por la perfección, a tal punto que postergan o no completan las tareas porque no pueden concluir con las exigencias autoimpuestas. Para mantener el control prestan tanta atención a los detalles, orden, listas, reglas, cronograma y organización, que pierden de vista el objetivo de la actividad. Como así también, la mala distribución del tiempo los lleva a dejar las cosas importantes para último momento. Suelen no aceptar indicaciones, renuentes a delegar tareas y podrían rechazar ofrecimientos de ayuda, aún cuando están retrasados, porque piensan que se cometerán errores.
Su devoción por el trabajo y la productividad los lleva a excluir las amistades y tiempos libres. Trabajan muchas horas y durante los fines de semana aunque no tengan apremios económicos, y cuando descansan, o salen de vacaciones, podrían llevarse alguna tarea para “no perder tiempo”.
Son personas excesivamente conscientes, escrupulosas e inflexibles en lo que respecta a moralidad, ética y valores. En este trastorno, suele observarse una marcada dificultad para expresar los sentimientos, o a hacerlo de manera formal y controlada.
Otro rasgo distintivo es la tendencia a ser excesivamente ahorrativos y negarse artículos necesarios, optando por guardar para el futuro. Tampoco descartan objetos en desuso o inútiles, aún cuando carecen de valor afectivo, porque les parece un derroche y consideran que alguna vez podrían servirles.
La indecisión es frecuente. Los individuos con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad podrían eludir, postergar o demorar las decisiones de manera indefinida, en espera de acopiar más pruebas y analizar con cuidado todas las alternativas para no equivocarse.
Más allá de todo lo descripto, este trastorno de la personalidad podría ser considerado uno de los menos deteriorantes porque el perfeccionismo, la atención a los detalles y la perseverancia suelen ser muy preciados, en particular en el terreno laboral, especialmente en tareas que requieren dedicación metódica y minuciosa.
El tratamiento sugerido es la psicoterapia orientada a la afectividad, ya que racionalmente puede ser de difícil abordaje. El terapeuta debe ser activo y centrarse en los sentimientos, más que las intelectualizaciones del paciente.
s Trastorno
obsesivo-
compulsivo
El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracteriza por la presencia de obsesiones o compulsiones que producen sufrimiento significativo, consumen tiempo o interfieren en forma importante con la rutina habitual, las actividades o relaciones laborales o sociales del sujeto. En algún momento de su enfermedad el adulto debe reconocer que sus síntomas son excesivos o irracionales.
Los síntomas de esta patología son:
-Obsesiones: son un conjunto de ideas o imágenes de tipo intrusivas, que dominan al individuo y lo conflictúan, ocupando gran parte de su tiempo. Generalmente se las oculta, por considerarlas absurdas o vergonzantes, hasta llegar a perturbar el desempeño cotidiano.
Las temáticas de las obsesiones son muy variadas como la contaminación (miedo a enfermarse por contagio), las obsesiones agresivas (temor a dañar a otros o a sí mismo), las obsesiones sexuales (pensamientos asociados a relaciones sexuales consideradas socialmente aberrantes o desagradables), obsesiones somáticas (temor a padecer una enfermedad), obsesiones religiosas (relacionadas con la culpa), coleccionismo (acumular objetos inútiles), necesidad de simetría y precisión (con el objeto de prevenir sucesos trágicos, “si cuento hasta diez, no va a ocurrir una desgracia”), obsesiones de duda (necesidad de corroborar).
-Compulsiones o rituales: son actos (compulsiones motoras) o pensamientos (compulsiones mentales) a los que el sujeto recurre y cumple de una manera rígida y formal para intentar aliviar sus obsesiones.
Las compulsiones más habituales son las compulsiones al lavado (de su cuerpo o su entorno, a modo de actos de purificación), las compulsiones de verificación (con el objetivo de prevenir una consecuencia desastrosa), u otras compulsiones que incluyen movimientos como saltar, balancearse, aclarar la garganta. Todas tienen el objetivo de disminuir el sufrimiento psíquico.
-Síntomas secundarios como la ansiedad, la angustia, la duda, la inseguridad, el temor o la perplejidad.
Existen distintos abordajes terapéuticos posibles para reducir la frecuencia y la intensidad de los síntomas y minimizar la interferencia con la labor diaria, trabajo e interacciones sociales. Los tratamientos indicados son:
-Farmacoterapia: basada en la indicación de antidepresivos o ansiolíticos y en casos de mayor complejidad, antipsicóticos.
-Terapia conductual: orientada hacia la acción. Consiste en realizar o no, ciertos actos, con el fin de disminuir la ansiedad que generan las obsesiones y evitar así las acciones compulsivas.
-Psicocirugía: sobre la que no hay datos fehacientes en nuestro país.
-Psicoeducación: consiste en informar al paciente y a la familia sobre las bases biológicas de la enfermedad, lo que puede aliviar culpas y responsabilidades de “haber causado el problema” por “tener fallas psicológicas”
La gravedad del cuadro se expresaba magistralmente ya en el Siglo XIX, cuando el psiquiatra Henry Ey afirmó: “El obseso es el dueño absoluto de su propia esclavitud. El no puede ser “él mismo”, pues está preso en el imperativo categórico de una ley que le reduce a no ser nada”.
María Fernanda Aimar
Médica Psiquiatra
MP:26420 ME:10547
centrodeterapias
devanguardia
@yahoo.com.ar
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