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Jorge Mignola, ayer en la Redacción de EL DIARIO. Indignado por lo que le sucedió a su hijo, decidió radicar la denuncia en la Justicia y luego contar los hechos a través de nuestras páginas. Acusa puntualmente a tres policías |
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Esta suerte de “caza” indiscriminada, que desde hace más de un año vienen realizando los efectivos del Comando de Acción Preventiva (CAP), volvió a depararle un trago amargo a tres jóvenes policías que detuvieron y esposaron a dos adolescentes de 15 y 16 años, en una flagrante violación a la legislación que protege a la minoridad.
Pese a ser advertidos por el padre de uno de los chicos que se trataba de dos menores de edad, el que aparentaba dirigir el procedimiento hizo caso omiso de tal circunstancia y no sólo que trasladó a ambos muchachos hasta la Comisaría de Distrito, sino que además intimidó al indignado padre diciéndole en tono amenazante: “Mejor callate, porque si no a vos también te voy a detener”.
El policía en cuestión sería un cabo apellidado Olivero. Y decimos “sería”, porque jamás quiso identificarse, pese a los reiterados pedidos, tanto por parte del padre del menor detenido, como por parte de los miembros de la VACAP, que acudieron en su auxilio cuando se enteraron de la arbitraria detención.
Más aún, en la vereda de la dependencia policial de calle General Paz y frente a los integrantes de la comisión de Vecinos Autoconvocados Contra los Abusos Policiales (VACAP), el supuestamente tal Olivero reiteró su advertencia intimidatoria al papá en cuestión, sólo que esta vez en tono más agresivo y amenazante: “¡No me levantés la voz, porque te voy a meter preso!”
Los otros efectivos que intervinieron en el absurdo operativo sí se identificaron y dijeron ser los agentes Sebastián López y Cecilia Armanini.
El denunciante de estos absurdos episodios se llama Jorge Mignola. Tiene 40 años e integra una familia trabajadora de Villa María. Para más datos, el papá de Jorge, Luis Juan Mignola (ya fallecido), trabajó muchos años en la División Investigaciones de la ex Unidad Regional 8.
Jorge tiene cuatro hijos, tres varones y una nena, todos menores. El jovencito que fue víctima de este nuevo caso de abuso policial se llama Mayco, tiene 16 años, está cursando 4º año en el ex Colegio Nacional, trabaja junto a su hermano mayor (de 17) en un microemprendimiento que fue armado por su papá (explotan una pequeña tapicería) y, como si eso fuera poco, se dedica al boxeo amateur, disciplina deportiva en la que ya hizo 10 peleas y está invicto.
El viernes pasado la familia concurrió al Parque Pereira y Domínguez al Festival de Boxeo, pero como la velada se suspendió, emprendieron el regreso a casa a eso de las 11 de la noche.
Cuando volvían, Mayco decidió acompañar a su amigo Gastón Becerra, de 15 años, en su motito de 50 centímetros cúbicos. Papá Jorge los iba siguiendo detrás en el auto con otros miembros de la familia.
Al llegar a Baudino, Gastón y Mayco decidieron acortar camino cruzando las vías y luego los barrios General Roca y Roque Sáenz Peña, para finalmente salir a la ruta 158 a la altura de la estación de servicio de Rosso.
Jorge, en tanto, siguió camino por Alem y al girar por Vélez Sarsfield sufrió un percance: se quedó sin combustible.
En esas circunstancias, Gastón y Mayco fueron interceptados por un móvil del CAP a unos 50 metros de la estación antes mencionada. Primero les recriminaron que quisieron evadirse y luego que cruzaron el semáforo de Vélez Sarsfield e Italia en rojo (cuando no habían pasado por ahí).
Para cuando Jorge llegó al lugar, ambos muchachos estaban fuertemente esposados por la espalda. Fue entonces que Mignola preguntó por qué los habían detenido, qué habían hecho y hasta les advirtió que se trataba de dos menores de edad.
El tal Olivero le contestó que habían querido “escaparse de la Policía” y luego que “se habían pasado un semáforo en rojo”. Y cuando reiteró su reclamo de por qué los esposaban, el uniformado le respondió irónicamente: “¡Qué querés!, ¿que lo lleve sentado al lado mío?”. Y de inmediato le advirtió: “Y mejor callate, porque si no a vos también te voy a detener”.
De inmediato cargaron a ambos jovencitos al móvil y se los llevaron a la Comisaría.
“El policía que me dijo todo esto es uno gordito, que nunca se quiso identificar, pero que después me dijeron sería de apellido Olivero”, relató Mignola en la Redacción de EL DIARIO, y agregó: “Se quedó cuidando la moto de Gastón con las llaves de las esposas. Los chicos llegaron a la Comisaría, los pusieron en un calabozo y esperaron como una hora hasta que llegara él para sacarle las esposas. Les provocaron escoriaciones e hinchazón en ambas muñecas”.
Jorge añadió que “gracias a la VACAP, que estuvo presente, se esmeraron en largar a los chicos rápidamente. Aunque finalmente los dejaron en libertad a eso de las 3 de la madrugada”.
@ Qué deben hacer
Mignola sostuvo que “en la Comisaría, un sumariante que se identificó como Vagliente, nos dijo que a un menor no se lo puede detener, no se lo puede esposar ni meter en un calabozo; nos dijo que lo hay que hacer es llamar a los padres, que eso es lo que él hace cuando hay un menor involucrado en un hecho, que llama enseguida a los padres”.
Por otra parte, agregó que “el policía que detuvo a Mayco le dijo en voz alta a otro efectivo (cosa que mi hijo escuchara claramente) ‘mirá en el quilombo que nos metieron estos pendejos’... y después dijo ‘que se calle el gordo que está gritando ahí afuera (en alusión a mí), porque lo voy a detener y lo voy a inflar’; fue una clara amenaza, y como tal lo hice constar en la Justicia”.
Al respecto, Mignola relató que ayer a la mañana formuló una denuncia penal por “apremios ilegales” en la Fiscalía de Instrucción del Tercer Turno, a cargo de Daniel Del Vö, Secretaría de Walter Gesino, contra los tres policías que realizaron el procedimiento.
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