Señor director:
El día lunes 14 de setiembre, siendo las 22.30 aproximadamente, en la ciudad de Villa Nueva, a poca distancia de una estación de servicio de GNC, lugar al que había concurrido mi hijo en compañía de dos amigos a cargar gas en el vehículo en el cual se desplazaban, al parar frente a un quiosco, fueron interceptados por varios móviles del Comando de Acción Preventiva (CAP).
Mi hijo G. P., de 20 años, se bajó rápidamente del auto con la documentación en la mano para mostrar su identificación (hago notar que cuenta con DNI, carné habilitante, tarjeta verde del titular y tarjeta azul).
Apenas descendió, uno de los “valientes” policías que integraban esta “patota” le pateó las piernas y lo tiró violentamente contra la puerta del vehículo del CAP, pegando su frente contra el parante, al mismo tiempo que lo insultaba. Cuando uno de los otros chicos intervino al ver tamaña violencia, también le pasó lo mismo.
Luego de esto le secuestraron el auto; no sé quién se subió al mismo, sin autorización alguna, manejándolo hasta la dependencia policial, y a los chicos también los llevaron al mismo lugar. Mi hijo, en un descuido, de estos individuos, me llamó al celular para decirme rápidamente que estaba siendo detenido.
Me apersoné en la Unidad Departamental y allí pude enterarme que había sido acusado de merodeo, resistirse a ser identificado y desorden; por supuesto, todos argumentos absolutamente falsos.
De muy mala forma, un joven policía no atendió para nada mis pedidos de explicación, ni tampoco me entregaron la documentación existente en el auto. El mismo fue llevado hasta un depósito judicial. Por supuesto, nada de esto me fue informado. Me fui enterando porque un personal policial que estaba en ese momento, al cual conozco, como corresponde y con el respeto que creo merecer, me explicó la situación.
Al día siguiente concurrí, en horas muy temprana, a la Departamental policial para hablar con el comisario Martínez, quien me explicó que, como el hecho había ocurrido en Villa Nueva, era jurisdicción de ellos. Por lo tanto, me tenía que remitir a ese lugar, donde fui atendido muy respetuosamente por el subcomisario Astezano. Lo primero que hizo fue darme la documentación para poder retirar el auto y luego me manifestó que en horas de la tarde, una vez verificados los hechos y antecedentes, me daría una respuesta de cuándo lo liberarían.
Así fue que a las 18 horas, aproximadamente, fueron liberados, no sin antes uno de estos individuos con uniforme lo amenazara que pronto lo vería nuevamente por allí.
Todo este relato de los hechos fue descripto por los tres chicos en forma separada, y los tres afirmaron con total seguridad que en ningún momento se resistieron a ser identificados y que siempre se dirigieron con educación a los efectivos y obtuvieron por respuesta todo lo contrario.
Tengo 30 años de haber trabajado como funcionario en bancos y actualmente lo hago en una mutual y una tarjeta de crédito local. He conocido y convivido con policías; con muchos de ellos establecí hasta diría una relación de amistad.
Tengo muy claro que hay muy buenos policías, profesionales, que conocen de qué se trata su tarea. Podría citar a Lozano, que lamentablemente no está con nosotros, a Julio Raúl López, Hugo Rodríguez, Brussa, Cristian y otros que ahora no recuerdo sus apellidos.
Con esto quiero hacer notar que esta institución tiene buena gente, pero lamentablemente, algunos de ellos creen que por portar un uniforme y un arma pueden hacer lo que quieren. Y lo que es peor, hacer procedimientos tipo patotas, golpeando e inventando hechos para, aparentemente, cumplimentar un determinado número de procedimientos que les exigen.
En esta línea podría asegurar de que se trata de muchos jóvenes recientemente ingresados.
Me pregunto si la inseguridad en Villa María es producto del accionar de jóvenes como los descriptos. Estoy absolutamente seguro que no son personas como nosotros a quienes hay que perseguir.
Me pregunto si es necesario hacer un operativo con tantos vehículos y personal contra tres chicos indefensos.
Por supuesto, no tenían armas de ningún tipo, sólo tenían sus documentos. El único error cometido es estar en un barrio, donde, según este hecho, el que pase por allí es arrestado y golpeado, mientras en otros lugares de la ciudad, tal vez a esa misma hora, están robando una vivienda o un negocio.
Me pregunto también si en ese procedimiento, quienes bajaron con sus armas, a uno de estos improvisados policías se les llega a escapar un disparo o bien se excedieran al golpear a mi hijo y se produce una muerte, ya sabemos lo que ocurriría. En poco tiempo estaría libre y una familia destruida. Todo por la negligencia, mala preparación y excesos de un grupo de inadaptados.
Soy consciente que este tipo de denuncias son muy peligrosas, pero callarse también lo es.
Soy un ciudadano de 54 años de edad que ha trabajado toda la vida. Pago mis impuestos y con ellos los sueldos de esta gente.
Pretendo que la Policía cuide de mis hijos y de los hijos de los demás. Creo que esa es una de sus funciones y creo que este accionar de algunos malos policías perjudica y dan una pésima imagen de la institución.
Quienes tienen la responsabilidad de dirigir a este personal tienen la obligación de reestructurar y enseñar a actuar a quienes se van incorporando.
No esperemos a que ocurra una desgracia que todavía podemos evitar.
D. P.
DNI 11445943
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