“La droga ya no es sólo un problema de adicción, que puede tratarla un psicólogo, un psiquiatra. Es un problema político y económico”. Las palabras del abogado Aurelio García Elorrio, el presidente de Portal de Belén, fueron elocuentes. Sin eufemismos, habló sobre la penetración del flagelo y su despiadada complicidad con el poder.
“Los pobres no iban a pasar toda la vida en un rincón esperando que alguien se acuerde de ellos. La oportunidad que encontraron fue la droga. Los vendedores de estas sustancias tienen mucha gente a su servicio. Algunos les alquilan sus casas para la cocina, otros le brindan el depósito, otros son ‘dealers’”. Se han formado microemprendimientos familiares en torno a la droga. Hay un grave problema de exclusión social”, sostuvo ante un salón colmado de padres en el Instituto San Antonio, anteanoche, en el marco de una conferencia sobre adicción organizada por padres y estudiantes.
El titular del Portal de Belén, una asociación civil sin fines de lucro cuya misión es defender a la vida humana apoyando a las madres solas en situación de riesgo, cuestionó que “en vez de sacar a la gente de ese cuadro de exclusión, le damos un plan (asistencial) y los vamos haciendo cautivos de esas situaciones. Hay miles y miles de personas excluidas y que van a intentar comer como sea”.
“Esto arrasa a todos los sectores sociales, pero yo hablo desde el punto de vista de un problema político y eso se vincula a la pobreza. Los chicos comienzan a drogarse a los ocho años y sus papás no tienen instrucción ni elementos para neutralizar eso”.

@ Detrás de los punteros, los narcos

El abogado ultracatólico, ex miembro de la Pastoral Social de la arquidiócesis de Córdoba y docente en la Facultad de Derecho de la UNC, recordó que antes en la capital provincial el Estado estaba presente en distintos sectores, a través de asistentes sociales y otros profesionales, lo que brindaba una inmediatez en la atención, pero que en la última década eso desapareció. En su remplazo, aparecieron los “punteros”. “Por más bueno que sean los punteros, no son más que eso, intermediarios de una realidad muy pequeña que no consiguen la inclusión de la población. Atrás de los punteros políticos ingresaron los narcos a los barrios”, sentenció.
Contundente, le recordó a los presentes que no estaba hablando del drama de otro país sino de lo que sucede “a una hora de viaje de Villa María”.
“Este Gobierno y los que siguen, deberán realizar un enorme trabajo” para revertir el cuadro actual.
Elorrio destacó que “lo que está pasando no puede ser posible si (la droga) no estuviera anclada en la política. El problema es mucho más complejo de lo que parece, porque es un problema económico, político. Hay muchos intereses y éste es el país para que eso suceda, porque no hay control de nada”.
Luego fue tajante: “No hay chicos en los sectores humildes que se salven. No se salvan, van derechito... Ya no hay forma de curarlos”.
En un salón enmudecido por sus declaraciones, el abogado brindó cifras que ilustraron la tragedia: en un barrio donde funcionan dos Portal de Belén, hay 500 jóvenes adictos. Reveló que no puede llegar hasta esas dos casas porque “cada vez que entro y salgo del barrio hay una hilera de jóvenes drogándose... y yo no sé si está el paco como dicen, pero si está, soy boleta, porque les vuela la cabeza. Responden a estímulos que no controlan”.

@ En todas las clases, pero con una diferencia...

Elorrio señaló que la droga también está arraigada en las clases media y alta, pero con una ventaja esencial respecto a las franjas más humildes: “Las familias están más capacitadas para ayudar y contener a los hijos”.
Centró en la “falta de un proyecto de vida” al motivo principal del consumo de estas sustancias. “Ven la droga a la mañana, a la tarde y a la noche en cualquier lugar. Los padres de hoy, han basado su vida en valores y por eso ahora se bancan vivir en una sociedad de consumo y logran autoregularse. Los hijos, no. El ser indiferente hoy puede ser letal, ya no se puede ser padre de ‘taquito’. Nuestros hijos viven otro mundo que nosotros no hemos vivido, y por eso necesitan mucho acompañamiento”.
“Nos necesitan 26 horas al día -ironizó-. Esta es una sociedad individualista, que te aísla. Sólo recordamos que somos argentinos cuando juega Messi”.
Tras su disertación, le tocó el turno al sacerdote Ariel Manavella, quien apareció con un documento en la pantalla que decía: “La droga, sinónimo de muerte. Elegí la vida”.

@ Estado ciego

Las declaraciones del titular de la entidad Portal de Belén deberían difundirse una y otra vez en cuanto medio de comunicación exista, hasta el hartazgo. Grafican la realidad indisimulable de una sociedad en que la droga se consigue en cualquier lugar sin tanto esfuerzo, y ante la que poco se hace en prevención y rehabilitación.
No son exageradas esas expresiones, no se está sobredimensionando el problema. Es el Estado quien se tapa los ojos todos los días y así condena inexorablemente a la destrucción a miles de adolescentes y jóvenes en todo el país.
Diego Bengoa

@ Juicio

“Juntamos a un grupo de 5 mil vecinos, que son mis clientes no sé por cuánto tiempo, porque los punteros políticos me los sacan en una tarde. La gente firmó el amparo como puede firmar un viaje a la Luna. Hemos realizado juicio al Estado nacional para que den trabajo a la gente, porque en Argentina está declarada la emergencia ocupacional...” Palabras más, palabras menos, así explicó García Elorrio una de sus últimas acciones de trascendencia. “Estamos pidiendo que se cumpla con el derecho de los niños de que deben criarse en un ambiente libre de drogas, y acá hay drogas por todos lados”, añadió.