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“Corigliano fue una persona apasionada por su profesión. Hizo de dicha profesión un apostolado... Probablemente fue uno de los mejores exponentes de la estirpe de una generación médica. Trabajó hasta el último aliento...” |
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Corría el año 1986 cuando el director del Hospital Pasteur pensó que el doctor José Corigliano, con más de 70 años, merecía trabajar un poco menos, ya que casualmente sus guardias más activas en ese nosocomio eran los fines de semana.
-Mire, doctor, creo que tenemos que reestructurar el servicio de Cirugía para equiparar las cargas y que el trabajo sea más parejo, ya que he notado que su presencia es casi permanente todos los fines de semana. Creo que usted suple con su esfuerzo personal una carga que debería estar mejor repartida. Por eso, he decidido que usted pase a ser médico consultor del servicio y que un médico más joven se haga cargo de la jefatura.
Las palabras bien intencionadas y plenamente justificadas, pensando en la salud de don José, fueron interpretadas como sinónimo de exclusión o de cercenamiento...
A raíz de este hecho, el gran doctor transitó los pasillos del Pasteur durante varios años más visiblemente molesto por aquella decisión que pretendía protegerlo.
En el final de su carrera comprendió aquella humana decisión de su colega, al que volvió a dirigirle la palabra, inclusive para departir acerca de la nueva realidad del Hospital.
Esta anécdota forma parte de los fundamentos expresados en la sala de sesiones del Concejo Deliberante con motivo de la ordenanza aprobada por unanimidad, designando con el nombre de “Doctor José Corigliano” a la Asistencia Pública de nuestra ciudad.
Y otro punto realmente importante y que hace que los dos hechos se toquen, es que, precisamente, fue aquel director del Hospital Pasteur, ahora en rol de concejal, quien presentó el proyecto para que la Asistencia llevara ese nombre, el que conserva hasta nuestros días.
Corigliano fue una persona apasionada por su profesión. Hizo de dicha profesión un apostolado. “Si tenías plata te cobraba y si no tenías plata no te cobraba”, es una frase común que todavía ronda en la ciudad cuando el tema de conversación es la medicina. Probablemente fue uno de los mejores exponentes de la estirpe de una generación médica. Uno de los últimos en realizar visitas domiciliarias, lo hacía en su Kaiser Carabela.
Trabajó hasta el último aliento. Un señor, un doctor.
C.A.G.
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