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El payaso cordobés brindó su espectáculo titulado “20 años”. Hoy repite a las 17 y a las 20.30 |
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Con veinte años de trayectoria, Piñón Fijo demuestra que sigue siendo aquel personaje tan querible, sencillo y simpático que empezara su carrera en las peatonales de La Docta. Munido de su colorido vestuario de payaso y su inconfundible y pícaro acento cordobés, Piñón reafirma su estrecho vínculo con los más niños trayendo un espectáculo “con viejas y nuevas canciones”, alusivas al 20º aniversario.
Junto a su tecladista “Baúl” y una adecuada parafernalia tecnológica (pantallas gigantes, pósters y luminotecnia), la criatura encarnada por Fabián Gómez inició ayer sus cuatro funciones -con salas casi llenas- en el Teatro Verdi, que finalizan hoy a las 17 y a las 20.30.
La propuesta inicia con una sensible balada, “Los angelitos” que reza: “He descubierto a Dios en los ojos de los niños”. Continúa a modo de “secretito” con el huayno -en charango- “Una luna en la laguna”, previo ensayo coral con niños, mamás y papás (el clásico guiño a “la familia” unida), y el largo repaso correspondiente a la ocasión de festejo. Tras recordar los colores primarios y secundarios mediante malabares, interpretó “La guajira de colores” (creada también veinte años atrás) y “Cepillo”, atento al cumplimiento de la higiene bucal. No faltaron las intervenciones del “saxo cloacal”, el set electrónico de percusión y los himnos “piñónfijeros” como el “Chu chu uá”, para el deleite de niños y padres, mientras revoleaban un sinfín de accesorios fluorescentes.
Juan Ramón Seia
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