No sé decir bien cuándo, pero sé decir bien qué. Ese será mi pequeño aporte para el cumple de la Villa, que espero se sume al de muchos otros vecinos para que recuperemos las historias que nos unen.
El hecho ocurrió en el Anfiteatro Centenario, estimo que cerca de 1970. Puede ser un año menos o tal vez dos más, pero hacia allí deberán acompañarme, colegas lectores.
Yo era un “gurrumín” y le había roto los “cocos” a mi querido viejo, para que me llevara a ver a los Titanes en el Ring, que me cautivaban los domingos, antes del mediodía, por la televisón.
El Anfiteatro tenía un escenario que se adentraba entre las butacas, por donde hoy en día está el sector vip.
En un momento de la “pelea” del Gran Martín Karadagián, alguien del público le gritó “payaso”, seguramente por haber advertido que los golpes que se propinaban eran fingidos.
Bien, en ese momento, Karadagián, que había escuchado, paró el combate, pidió el micrófono al anunciador de las peleas y se dirigió a la persona que le había gritado.
Dijo más o menos lo siguiente:
-Sí, somos payasos. Vamos por todo el país con nuestro circo para hacer divertir a los chicos. Usted nos ha dicho la mejor palabra que nos hayan dicho en todas nuestras giras. Muchas gracias, señor...
Fue un momento de gran valor para mí, que era un nene, y tal vez para muchos otros de los que estábamos viendo el show.
Me dieron ganas de compartirlo hoy que ya soy bastante grande, como una de las cosas importantes de las que me pasaron en la ciudad.
Espero no aburrirlos. Yo les aseguro que ese pibito que era yo se quedó con la boca abierta, los ojos brillantes llenos de lágrimas, casi como ahora.
Alberto Botta
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