Llevo cinco años de casado... y tengo el corazón roto. La conocí una tarde de primavera, me impactó su forma de reír, su voz, sus ojos, ¡qué preciosa es! Fresca, transparente, radiante como el sol, como las flores, como la brisa de esa tarde de setiembre. Nos miramos, charlamos mucho... de todo, el tiempo parecía detenido.
Dos años de novios, planes muchísimos, soñamos con estar juntos para siempre, analizábamos el porqué de tantos matrimonios separados y no entendíamos por qué se desgastaban las relaciones, si seguramente sentían lo mismo que estábamos viviendo nosotros, estas ganas de mimarnos, mirarnos, cuidarnos, pensarnos. Nos preguntábamos si esto que sentíamos se terminaría, ¿quién de los dos dejaría de sentir amor primero? Pero igual nos casamos, dos años de matrimonio y llegó Lucas, nuestro hijo varón, ¡guau!, impresionante, los más felices del mundo... Pero en mi mente aún saltaban los pensamientos primeros y, peor aún, pensaba en mi hijo... Si se termina este sentimiento en mi esposa, en mí ¿qué será de mi hijo? Imaginaba lo triste que sería para él si sus padres se separaban ¡qué bajón!
Una noche, a eso de las 3.30 de la madrugada, Lucas, mi chiquito, lloraba mucho, me despertó, en la cocina mi esposa con él en brazos, lo acunaba, pero no había caso: Lucas lloraba sin parar, el ceño fruncido de Ana indicaba su enojo, pues tenía que realizar unos trámites por la mañana temprano y no podía dormir, pues Luquitas lloraba, lloraba y lloraba. Entonces la miré y le pregunté... Ana ¿qué tenés ganas de hacer? Me miró con el ceño aún más fruncido contestó:
-¡Muchas ganas de darle un chirlo!
-¿Y por qué no lo hacés?
-Porque lo amo...
En ese preciso momento comprendí que el amor no es un sentimiento, el amor es mucho más que eso. Es también compromiso y responsabilidad. Y mi mente se inundó de recuerdos, cuando nos casamos prometí amar, cuidar, respetar en la salud y en la enfermedad, en la riqueza o la pobreza, di mi palabra como hombre y debo cumplirla más allá de lo que sienta mi corazón.
Entonces reí mucho, estaba feliz; me reí de todo lo que me enseñaron las novelas reales que a diario escuchamos que dicen: "Ya no siento nada por vos", siento tanta bronca, siento esto, siento aquello, se terminó el amor, ja.
¿Quién nos estuvo engañando tanto tiempo? Diciendo que el amor es un sentir "dejate guiar por tu corazón", dicen algunos porque de él nacen los sentimientos, yo rompo mi corazón y engrandezco el alma para ser mejor persona, mejor amigo, mejor compañero, mejor esposo, mejor padre, mejor hijo, mejor hermano y mejor vecino de Villa María para que todo aquel que visite la Villa no sólo quede maravillado, con nuestra plaza, costanera o Anfiteatro, sino que al conocerme también hablen bien de mí... Porque Villa María también soy yo.
PD: hacer lo correcto no es sentir, es responsabilidad.
Javier López
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