Yo nací en el '29, siempre jugué para River de barrio Almirante Brown. En la década del '60 tuve el honor de jugar para el seleccionado de la Liga Villamariense de Fútbol, con el que venían a medirse los cuadros más importantes de Córdoba, pero también algunos como Banfield y grandes como Boca Juniors, capitaneado por el gran Rattín. Empujado por tanto roce con el "primer nivel", cierto día tomé un colectivo y me fui a probar suerte a Nueva Chicago. Me aceptaron, me contrataron, pero... no me pagaron.
Enseguida comenzaron a sobrevolarme en la Capital Federal las imágenes de mi ciudad: el calorcito en la casa de mi vieja, las idas al Puente Andino desde donde volvíamos con 30 ó 40 ranas, las excursiones al monte de Las Mojarras a cazar perdices o a cazar liebres por la zona del boliche La Legua...
Pegué la vuelta y la realidad me dijo que sí, que esa era la vida.
Volví a trabajar en la construcción y si antes había tenido el honor de ser parte en la construcción del Cuartel de Bomberos, en esta nueva etapa tuve también el honor de participar en la construcción de la cancha de mi River, en la última gran ampliación del Hospital Pasteur (1.200 metros cuadrados del ala nueva). Levanté mi propia casa con un crédito del Banco Hipotecario... Y aún vivo feliz aquí, donde tengo un diario que me deja decir: "Gracias por la vida, Villa María".
Floreano Vivián
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