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Cuando algo estaba bien, perfecto, de acuerdo, él siempre decía “al chentro”. De ahi su apodo |
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Me parece una gran idea la del suplemento que EL DIARIO le dedica a Villa María en su cumpleaños. Contar anécdotas, historias, rescatar personajes... Y yo quiero hacer llegar a ustedes a un GRANDE, ya sea por su tamaño o por lo que fue en persona: se llama Raúl Marcelo Arias, más conocido como el Gordo "Al Chentro", mi abuelo.
Nació el 19 de diciembre de 1912 en la localidad de Ticino y desde niño quiso defender la cultura nacional, por eso es que se vestía de gaucho (bombachas, rastras, botas y sombrero).
En el año '34, ya en Villa María, trabajó como jefe de cocina del Palace Hotel, donde adquirió secretos del buen comer.
En el año '37 la Escuela de Artes y Oficios le ofrece hacerse cargo de la cocina y la respuesta fue un "sí". Ese mismo y eufórico "sí" le dio Florinda Dericia, el día que él, Raúl, le propuso matrimonio. Fruto de esa unión nacieron Rubén y Nélida.
Ya en el año '42, siendo sus hijos muy pequeños, enviudó.
Pasaron los años y Raúl volvió a apostar al amor. Esta vez el nombre de la mujer era Yolanda Matalía, con quien contrajo matrimonio en el año 1944 y por tercera vez otro ángel llegó del cielo, en este caso le dieron como nombre Susana, su tercera hija.
Por su cabeza andaba rondando la idea de poner su propio bar, cosa que concretó cuando abrió el Bar La Querencia, situado en la calle Pasteur esquina Sarmiento. Pasó poco tiempo cuando decidió mudarse a un lugar más cercano al río y al centro. Fue allí cuando adquirió el inmueble de la calle San Juan, esquina Estados Unidos.
Raúl tenía una expresión que lo caracterizaba: levantaba las dos manos para saludar a sus amigos o clientes y repetía "al chentro", "al chentro", frase con que decidió darle nombre al bar.
La concurrencia era masiva, todo criollo que venía a la ciudad dejaba sus caballos o sulkies en el bar, y de ahí se dirigían al centro. Era un clásico que dos o tres veces por semana hubiese guitarreada, show de zapateadores, magia o malabaristas entre otros espectáculos (y preguntan a quién salió Germán, su nieto más chico). Había una guitarra colgada al lado de un gran espejo a la espera de que algún payador la acaricie.
Era tanto el cariño y respeto que le tenían que fue el por dos veces intendente de Villa María, Salomón Deiver, quien lo eligiera como referente (puntero) para el partido Fuerza Vecinalista Independiente.
Pero en su bar se dieron el lujo de formar con su barra de amigos un club que lo llamaron Club Recreativo y Mutual, cuyo libro de actas y estatutos llegó a tener 14 Art., entre ellos:
* El Art. 2- La barra sólo se guía por el lema "chupar, comer y divertirse".
* El Art. 5- En caso de faltar a las reuniones sin justificativo, se penará con botellas de vino su infracción.
* El Art. 10- Están prohibidas las excusas de los casados que digan: "Mi mujer no me deja salir".
* El Art. 12- La soda es una bebida gasificada. Sólo se puede utilizar para rebajar al vino, está prohibido tomar agua o soda.
Ya con sus 188 kilos, apostaban a cuántas personas podía envolver su rastra (esa compañera en la que lucía con orgullo las monedas de patacones, una pequeña herradura en el medio sujetada con cadenas a los costados). Tres fue el número de personas que envolvió cierta vez dicha rastra.
Era tanta la popularidad que tenía, que Bodegas Dalecci, contrato de por medio, sacó un vino con el nombre de AL CHENTRO.
El 13 de diciembre de 1960, seis días antes de cumplir sus 48 años, su corazón, ya cansado de tantas peñas y comidas, dijo adiós. Dios lo llamó y dejó muchos recuerdos imborrables de él, como verlo con la servilleta sobre el hombro, en una mano los cubiertos, en la otra los platos y entre el antebrazo y la camiseta musculosa el infaltable pan.
Centenares de personas que lo acompañaron hasta el cementerio La Piedad. Y en este suplemento no podía faltar él, "Al Chentro" Arias.
Yo físicamente no lo conocí, pero me enorgullece a tal punto que lagrimeo cuando aún en la actualidad alguien me cuenta una de sus acnécdotas.
Raúl, "Al Chentro", abuelo, siempre estarás en nuestros corazones y tu bisnieta, Victoria, también sentirá orgullo al escuchar hablar de ti
Germán Giraudo
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