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La equinoterapia favorece la integración sensorial |
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La equinoterapia a través de su mediador, el caballo, provee una entrada sensorial a través del movimiento variable, rítmico y repetitivo de su paso.
El dorso del caballo es comparable a un plano oscilante movible en los tres planos del espacio, aportando un fuerte input de naturaleza sensorial, propioceptiva y vestibular útil tanto para la adquisición de un control postural correcto, como para el aprendizaje de las reacciones de enderezamiento y equilibrio.
El movimiento del paso del caballo es sinuosoidal, con un ritmo constante de 60 movimientos por minuto, dando al paciente un efecto estabilizante, es posible darle al sujeto una correcta información del campo propioceptivo, facilitando la idea del espacio, también la realización de movimientos gestuales dando lugar a la integración de un nuevo esquema corporal.
La equinoterapia favorece la integración sensorial. El contacto con el caballo proporciona estimulación tactil a través de la textura del pelo, la temperatura, la montura, etcétera, estimula el sistema vestibular gracias al movimiento del caballo y estimula el sistema propioceptivo al obtener información sobre las diferentes posiciones y sensaciones de nuestro cuerpo sobre el caballo, beneficiando la coordinación y el equilibrio.
Los niños con alteraciones sensoriales, físicas o mentales, poseen una capacidad más limitada para explorar su entorno o su propio cuerpo, por lo que la equitación terapéutica se convierte en el medio ideal para proporcionarle oportunidades de aprender por medio de sus propias experiencias corporales, ya que el movimiento intencionado es la experiencia más significativa para el niño, ésta otorga sensaciones de placer y diversión, anticipación, tolerancia aumentada a la manipulación, aumento en la conciencia corporal y de los miembros, inicio de la percepción del peso corporal, inicio de la comprensión del movimiento y desarrollo del equilibrio dinámico y estático.
Aplicaciones prácticas
Se le debe proporcionar al jinete oportunidades para que experimente una variedad de percepciones vestibulares por medio de movimientos en ángulo y en línea recta, en diferentes planos y diferentes direcciones.
Si un jinete tiene miedo, conviene hacer que comience haciendo actividades de piso (cepillar, andar por la pista llevando el caballo, subir por una rampa), para así poder crear un ambiente de seguridad antes de realizar las actividades de montado.
Es muy importante proporcionar percepción vestibular en diferentes posiciones de la cabeza, en los tres planos de movimiento, sentado, supino o prono, mientras el caballo completa un círculo, hace un ocho, serpentina o zigzaguea.
Algunos ejercicios prácticos son:
- Al comenzar se debe hacer movimientos en línea recta para no irritar la cabeza.
- Luego comenzar cambios de direcciones con y sin variaciones en la velocidad.
- Adoptar y mantener una posición partiendo de dos puntos, con los pies del jinete en los estribos, con o sin peso en las manos.
- Variar la velocidad del caballo, el tamaño, los ángulos de las vueltas y el tipo de terreno, tanto cuesta arriba como cuesta abajo.
- Variar la base de soporte, de una base ancha a otra más estrecha, según avance el tratamiento, de manera que el jinete se sienta más estimulado a desarrollar reacciones para mantener el equilibrio.
- Desarrollar secuencias para la rotación y para moverse más allá de la línea media, por medio de ejercicios, tomándose de la parte delantera o trasera de la montura, echándose hacia delante y a los lados para colocar aros en un palo.
“Al Tranco”
Valeria Gili, Verónica Raggiardo, Ramiro Reale y Agustina Gili
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