Dos camiones de la Cooperativa Láctea de Arroyo Cabral, que transportaban productos de la marca Estilo Real que debían entregar en la provincia de Buenos Aires fueron interceptados por piratas del asfalto, ayer por la mañana, cuando aún el sol no había asomado en el horizonte.
Eran aproximadamente las 6.15 cuando los rodados de gran porte se detuvieron en un semáforo y un viejo Peugeot se interpuso en su camino.
Del coche bajaron tres hombres armados, dispuestos a apoderarse de los vehículos y sus respectivas cargas.
Dentro del auto, aguardaba un cuarto sujeto: el chofer.
Uno de los camiones, que no llevaba la caja térmica pintada con ninguna identificación, era conducido por Edgardo Capellino (47), oriundo de La Palestina, aunque hoy residente, junto a su familia, en Arroyo Cabral. Viajaba solo.
En el otro transporte de carga, este sí con la caja pintada, iban los hermanos Julio y José Ortiz.
Cuando Capellino vio que los delincuentes iban a “copar” el camión de los Ortiz, intentó hacer marcha atrás para esquivar el atraco; sin embargo, repentinamente, tomó la decisión de acelerar hacia adelante y embestir al Peugeot que se había interpuesto en su camino.
Lo chocó y lo arrastró por espacio de dos cuadras.
Ante semejante espectáculo, los delincuentes comenzaron a correr tras el camión que arrastraba a su compañero dentro del auto.
No tardaron en escucharse los disparos.
Una bala pasó a diez centímetros de la cabeza de Capellino. Otra, se incrustó en la bagueta del parabrisas.
Mientras esta violenta escena propia de una serie televisiva o una película hollywoodense tenía lugar bajo los primeros rayos del sol matutino, ante los ojos de los transeúntes que iban a trabajar y los hermanos Ortiz, alguien llamó a la Policía.
El Peugeot, por su parte, quedó completamente abollado. La puerta del acompañante, casi pegada al asiento del chofer.
Sin embargo el único tripulante del automóvil no sufrió lesiones de consideración.
En ese momento, llegó la patrulla y los cuatro delincuentes quedaron detenidos sin haber logrado su cometido.
Así, Capellino y los hermanos Ortiz, pasado el susto y los momentos de gran tensión, pudieron entregar la mercadería a tiempo en su destino alrededor de las 16.30 y, sin muchas dilaciones, ayer mismo, por la tarde, emprendieron el regreso a Arroyo Cabral, sanos y salvos.
“Ahora, mi marido tendrá que festejar su cumpleaños los 29 de setiembre. Volvió a nacer”, expresó Marta, la esposa de Capellino, a EL DIARIO.
“Realmente, no me explico qué se le pasó por la cabeza para hacer lo que hizo; debe haber sido la adrenalina. Por suerte, vive para contarlo y ahora hay cuatro asaltantes sueltos menos. Según me contó por teléfono, en la Policía lo felicitaron y le dijeron que, si todos fueran como él, habría menos ladrones”, contó la mujer con orgullo, aunque aún conmocionada por lo ocurrido.
Misterio en las rutas de la zona
El camionero Jorge Bianchi (46), circulaba en su Chevrolet 14000 cargado con arena. Se detuvo en la intersección de las rutas 4 y 6 a controlar el aire de las gomas. Allí, tres sujetos armados que circulaban en auto lo abordaron, lo redujeron y lo metieron en el baúl del coche. Se llevaron por un lado el camión y por otro al camionero, a quien abandonaron cerca de Idiazábal. El camión, con la carga completa, apareció en el cruce de las rutas 2 y 4. Un misterio.
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