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“El poder del relato es hacer que todo estalle ante los sentidos del espectador”, reflexiona |
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Esta noche a las 20.30, la docente, actriz, narradora y escritora Ana María Bovo presentará en el Teatro Verdi su espectáculo "Relatos, nuevas y viejas historias; un reencuentro con el placer perdido de que nos cuenten cuentos".
La velada, auspiciada por OSDE, comprenderá una antología de cuentos de Angeles Mastretta, Isidoro Blaisten, O'Henry, relatos de su autoría y fragmentos de su reciente novela "Rosas colombianas".
En entrevista vía mail con EL DIARIO, Bovo respondió a las siguientes preguntas antes de su inminente presentación.
¿Con qué se va a encontrar el espectador con su propuesta?
- Se encontrará con un escenario vacío, con una silla y conmigo. Sin embargo, a pesar de esta austeridad escénica, el público se trasladará a escenarios muy diferentes: verá una escena de amor en la cubierta de un barco, a una maestra de bordado mortificando a sus alumnas, a un señor que cuenta películas en la panadería. Es el poder del relato: hacer que todo estalle ante los sentidos del espectador. Será entonces un reencuentro con el placer perdido de que nos cuenten historias.
¿Cómo explicaría en síntesis su metodología de trabajo?
- Empleo un conjunto de técnicas y de principios conceptuales, entre ellos el del pensamiento narrativo, del que habla el psicólogo cognitivo Jerome Bruner. Consiste en otorgar significado a los actos de la experiencia, en construir los relatos privilegiando el panorama de la acción, sintetizando el panorama de la conciencia. Así el espectador se mantiene más activo, más atento, completando desde su silenciosa elocuencia todo lo que el narrador calla.
En su página se expresa su currículum, pero no se atiende a su biografía. ¿Pasó directamente de la docencia al ámbito teatral?
- Me inicié profesionalmente como maestra jardinera en mi ciudad natal, San Francisco de Córdoba. Luego decidí seguir estudios en la Universidad de Córdoba, en la carrera de Ciencias de la Información. Mi facultad fue arrasada por la represión en el golpe del ‘76. Ahí decidí ir a Buenos Aires, dejar esa carrera atrás y empecé a estudiar teatro. Completé mi formación en Italia con especialistas de la narración en escena. Empecé contando en los colegios secundarios. También practiqué con mi hija. Luego, intenté hacerlo en los escenarios del off. Mi público fue creciendo gracias al “boca a boca” y afortunadamente hace 22 años que puedo vivir de esta profesión.
¿Cree que el relato oral convive armónicamente con las nuevas tecnologías, se complementan o una opaca a la otra?
- Si bien hay una desproporción descomunal entre la existencia de uno y otro fenómeno, la narración puede hacerse un lugar en las sociedades contemporáneas. Es una conquista muy ardua, que debe librarse sin prisa y sin pausa.
Usted ha desarrollado una prolífica y destacada carrera, reconocida en varios premios. Asimismo no figura frecuentemente por los medios masivos.
- Es verdad: me encantaría tener más presencia en los medios masivos a través del género, por ejemplo, de la entrevista. Pero la televisión en general “teme” que una persona que cuenta no atraiga a un espectador: un prejuicio que resulta casi imposible de derribar. Por otra parte, nunca busqué trabajo en la ficción televisiva porque no podría, literalmente, decir un texto que no me pareciera de calidad. Si no se es famosa no se puede tener ese “capricho”.
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