Esta historia, comienza en la década de los ‘70, donde niños que tenían cuatro o tal vez más, entrecruzaban sus caritas en sus jardines de infantes. Niños recién empezando la vida, que de distintos barrios de esta Villa María, mezclaban sus tardes de juegos inimaginables, lecturas graciosas, sus primeras andanzas, sus... El destino tendría una pieza fundamental en ellos, conocer la amistad, algo trascendental para cada ser humano.
Siguieron con su escuela primaria, el José Ingenieros, el Trinitarios del padre José María. Casi al terminar esos años, una institución señera los cobijaría en cinco años inolvidables, que marcarían la vida de cada uno de ellos...
El Instituto la Santísima Trinidad sección Comercial sería su segundo hogar, donde el uniforme azul y la corbata celeste emblemática, conformaría una vestimenta obligada de lunes a viernes. Ah, justo allí comienza este entrelazo de amistad, entre profesores, preceptores, alumnos que día a día intercambiaban travesuras, pruebas, enseñanzas a compartir. Fueron tantas las historias, que no podrían contarse en una década ya que sin duda inmensos momentos de alegría como de tristeza rondaron en cada aula, en cada patio de esta escuela.
Hoy son hombres de bien, la mayoría papás y mamás, gente común surcando varios caminos desde ese diciembre de 1984 a estos días. Y alguien dijo que cuando un hombre es honesto, la amistad entre ellos perdurará en el tiempo.
Creo que nuestros padres, abuelos, familiares, con sus características únicas forjaron en cada uno de nosotros una vida dichosa de ser vivida.
También los profesores y demás integrantes de la comunidad trinitaria, esculpieron en nosotros una amalgama perfecta de conocimientos, infinito en algunos casos, pero sobre todo valores inclaudicables como la honestidad, solidaridad, humildad, amor al prójimo.
Promo 1984
Instituto la Santísima Trinidad
Sección Comercial
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